La crisis económica actual y la implantación de la TDT han provocado, en los últimos tiempos, un terremoto de gran magnitud en el consolidado y férreo mercado audiovisual español. La fragmentación progresiva de las audiencias y la caída de la publicidad han dejado hasta ahora una ristra de damnificados con poco impacto mediático y social, pero hasta que el Gobierno no ha anunciado recortes en sus Presupuestos Generales para 2012, y en concreto para la Corporación de RTVE, no se han encendido todas las alarmas, dejando visible y desnudo a uno de los bastiones de la comunicación de este país: Televisión Española –Refundación de TVE: competir con talento-.
En las últimas semanas, TVE ha sido objeto de pequeños seísmos, ligados a vocablos tan duros como antitéticos: recortes, sueldos astronómicos, pérdida de calidad y de identidad, privilegios impropios para una televisión pública… Lo cierto es que se ha iniciado un camino en el que ya nada será como antes para Televisión Española y, por ende, para todas las empresas audiovisuales de este país. No es momento para lamentaciones y menos para buscar culpables. Es momento para arrimar el hombro y refundar RTVE a partir de un modelo de gestión que pasa por estructurar de nuevo los medios que afectan principalmente a TVE y por dotar de nuevos contenidos el organigrama que conocemos hoy.
La televisión pública debe ser competitiva en calidad y en audiencia, por supuesto, pero debería dejar de mirarse al ombligo y adaptarse sin aspavientos a la situación económica actual. Su nuevo modelo debería apostar por la información (abaratando costes) y por la formación como puntos principales, sin renunciar -eso sí- al entretenimiento, aunque reduciendo considerablemente los costes de producción. Su capital es, sin ninguna duda, el humano, vestido con un talento actual incuestionable y forjado en esencia a base de cientos de expertos que dejaron y siguen dejando una huella que está sirviendo de modelo a otros profesionales tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Precisamente, el talento está dentro de la Corporación, pero también fuera. La televisión pública debe mimar a los profesionales que sustenta en la actualidad, pero también debe dar oportunidades a los que nunca han tenido esa opción y que, sin duda, tienen mucho
