La clave para el PSOE es ser reformista, frente a los inmovilistas y los rupturistas
El País ofrece en su primer editorial, titulado ‘Tusinami en la izquierda’, este 18 de noviembre de 2014 unos llamativos consejos al PSOE. Según el periódico aparentemente dirigido por Antonio Caño, el auge de Podemos no debe preocupar a los socialistas.
El nuevo partido de extrema izquierda está engullendo a Izquierda Unida, pero eso no indica que pueda hacer lo mismo con el PSOE. Juan Luis Cebrián y Caño consideran que la historia se va a repetir y el PSOE de Pedro Sánchez podría ser como el de Felipe González y Alfonso Guerra de 1982, y hasta convertir en satélite a Podemos como entonces absorbió al Partido Comunista de España.
El consejo de El País es que los socialistas se sitúen entre el inmovilismo del PP y el rupturismo de Podemos. De manera llamativa, el periódico publica una tribuna de uno de los ideólogos de Podemos, la profesora Carolina Bescansa.
Si IU se suma a Podemos corre el riesgo de no beneficiarse electoralmente y acabar dejando huérfana a la izquierda clásica; si intenta competir con Podemos -que tiene todo el viento a favor- fracasará en el empeño y, debido al sistema electoral, fragmentará y diluirá una vez más el voto de la izquierda.
El siguiente en notar el impacto del tsunami será el PSOE. Como muestran las encuestas, aunque Podemos esté de momento vaciando -ante todo y antes que a nadie- a Izquierda Unida, es de los votantes socialistas de donde puede lograr el impulso necesario para convertirse en una fuerza política relevante, con capacidad de condicionar la agenda política del país.
Para el PSOE, el ascenso de Podemos representa una amenaza, pero también una oportunidad estratégica. Con un PP contra las cuerdas por la corrupción, la incompetente gestión de la crisis catalana y los inciertos resultados económicos, y un Podemos trufado de propuestas inviables o de costes desastrosos de asumir para la economía, los socialistas podrían emerger como el único actor con capacidad de unir y dar cohesión política y social al país en lugar de separarlo y fragmentarlo.
Para ello el PSOE debe consolidar su nuevo liderazgo y encontrar el tono preciso para hacer una propuesta a la sociedad española que debe tener en lo esencial el mensaje que le llevó al poder en el pasado: frente al inmovilismo de unos y las demandas de ruptura y de fin de régimen de otros, los socialistas supieron representar un reformismo auténtico, una eficaz gestión económica y una profundización de los derechos y las libertades de los ciudadanos. El PSOE no tiene que imitar ningún discurso ajeno ni oportunista: debe encontrar el equilibrio adecuado de razones y emociones que le conviertan en una oferta atractiva y con voluntad mayoritaria.