La vuelta, real o ficticia, de Aznar a la arena política, las primarias en el PP o la falta de humildad de Albert Rivera (Ciudadanos) son algunas de las cuestiones que podrán encontrar los lectores este 11 de enero de 2017 en las tribunas de opinión de la prensa de papel.
Federico Jiménez Losantos, en las páginas de El Mundo, asegura que lo del globo sonda de Aznar no es más que una encuesta lanzada por el diario El Español donde, eso sí, le auguran cuatro millones de votantes y medio centenar de escaños. Aún así, no duda de que si la bola de nieve sigue creciendo, al final el partido de marras con o sin Aznar, acabará creándose:
Si los maltratados por Rajoy están fletando un Arca es porque el diluvio, fatalmente, llegará.
David Gistau, en ABC, anima a Aznar a que se enfunde los guantes de pelea y retorne al ring político:
Hay que convencer a Aznar. Sólo él puede devolver el sentido al Madison Square Garden. Sólo él, por añadidura, puede partir en dos la derecha como Podemos rompió la izquierda.
Sandra León, en El País, da por descartada la vuelta de Aznar a la política:
Los revivals se han puesto más caros en este nuevo tiempo político. Aunque muchos todavía no se hayan enterado
Santiago González (El Mundo) opina que las primarias que propone Cristina Cifuentes para el PP no deja de ser una medida decorativa que no le llevará a buen puerto finalmente y que puede ser que le suceda como a Alberto Ruiz-Gallardón:
Cristina Cifuentes piensa que las primarias son modernas, como los tatuajes, y va a proponerlas para el congreso del PP.
Jaime González, jefe de opinión de ABC, se fija en el caso particular de Cristina Cifuentes pidiendo primarias para asegurar que este proceso no tiene por qué ser el más idóneo:
Es discutible que la designación del líder de una formación política se resuelva emulando las votaciones de ‘La Voz’. Luego pasa lo que pasa: que algunos dan el cante.
Ignacio Camacho le amarga el primer café de la mañana a los independentistas catalanes diciéndoles algo que es de cajón:
Ni Cataluña tiene derecho a la autodeterminación ni constituye un sujeto político soberano.
Antonio Burgos dice que España le ha exportado a la industria cinematográfica estadounidense el rojerío y la politización de los premios Goya dado el nivel de los discursos de la última gala de galardones en los Estados Unidos. Ni que se los hubiese escrito el clan de los Bardem o el manchego Almodóvar:
A los actores del progrerío millonario de los Globos de Oro les han faltado cinco minutos para decir que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido un golpe de Estado.
Ignacio Ruiz-Quintano también se fija en la patochada de Meryl Streep que, además, ha mentido a sabiendas:
Vivimos en un grito, que es vivir en la emoción. Meryl Streep emociona a los globeros de oro con el cuento de que Trump parodió a un periodista discapacitado: es una patraña infecta, pero… ¡resulta tan emocionante!
Iñaki Zaragüeta, en La Razón, le da una lección de humildad a Albert Rivera:
Parece no darse cuenta de que, como todos, es humano, que no está en posesión y siempre de toda la verdad.
Alfonso Ussía critica la terminología de determinados medios cuando se producen hechos como el asesinato de cuatro soldados israelíes a manos de un palestino. Eso sí, olvida el bueno del columnista de La Razón que en TVE también se mueven en esas aguas de no llamar a las cosas por su nombre:
Escribirá El País y se dirá en La Sexta. «Ha sido detenido el camión que ha acabado con la vida de cuatro jóvenes israelitas. Ha pasado a disposición judicial, y el juez, con firmeza, ha ordenado su ingreso en prisión sin fianza».