Es de chiste por no decir que, en realidad, provoca verdadero terror que haya personas supuestamente de bien en este planeta que puedan entender en cierta medida las amenazas de muerte o de agresiones variopintas que en redes sociales han tenido personalidades de la talla de Irene Villa, víctima del terrorismo o de la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas.
El 2 de diciembre de 2017, en ‘laSexta Noche’ (laSexta), la periodista Elisa Beni, en el bloque dedicado a tratar las amenazas que se vierten a diario en las redes sociales, quiso buscar argumentos para ‘defender’ en cierta medida a quienes cometían las mismas.
Principalmente, la que fuese pareja del juez Gómez Bermúdez manifestaba que esos mensajes a través de Twitter o de Facebook no eran delito:
Quisiera recordar que, según la ONU, el anonimato es un derecho de los ciudadanos. Los poderes judiciales de los estados también tienen derecho a levantarlo cuando consideren o entiendan que se ha podido cometer algún delito. A mí lo que me sorprende del PP es que siempre que se topan con algún problema normalmente personal demuestran ser muy finos de piel y en cambio nada pasó cuando a Pilar Manjón le dijeron de todo durante años en las redes sociales.
Beni añadía:
Hay gente ignominiosa que está por dentro sucia, que odia, aunque sea un sentimiento tan humano como el amor. Vivimos en un mundo en el que la gente tiene envidia, desea el mal de otro, que al otro le pase cualquier cosa, le desea la muerte o se cisca en los muertos del otro. Eso es algo que no es delictivo, sino que es moralmente reprochable. Podemos decir que qué gente tan mala, que qué malos deseos tienen, pero eso no se puede convertir en delito.
Y atención a la continuación del despropósito:
Decir que esto no está regulado o, como dice con una gran ignorancia la vicepresidenta del Gobierno, que estamos regulados en lo analógico y no en lo digital. ¡Por Dios, las mismas leyes que rigen, rigen para todos los medios. Y por último me gustaría recordar que además de los delitos, existe una amplia gama de respuestas legales cuando se meten contigo, que son civiles y que nada tienen que ver con meter en la cárcel a la gente. En mi opinión y todo aquel que crea en la libertad de expresión, más vale 600 malnacidos diciendo burradas en las redes sociales que una sola persona en prisión por un delito de opinión. Y ese es al camino que vamos porque en España ya ha represión de la opinión y de la creación artística.
Eduardo Inda saltaba y recordaba la amenaza sufrida en Facebook por Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña:
Quien pide que se viole a otra persona tiene que estar entre rejas. Y sí que lo pidió, Elisa, esa indeseable pidió que violaran a Inés Arrimadas.
La periodista seguía erre que erre con su matraca hasta el punto de llegar a poner un ejemplo sangrante:
Eso es igual que la que me dijo a mí que me tenía que haber pasado como a Irene Villa. Eso no es ni una amenaza ni una injuria. Eso sólo es el deseo de un malnacido .
Inda le intentaba explicar que:
Lo que hicieron con Arrimadas fue una incitación al estupro, a la violación y eso es un delito gravísimo. Eso es un delito y le toca ir a la trena.
Beni, en plan vomitivo, escupía esto:
¡A la trena, así son ellos, a la trena con todo aquel que no les gusta! ¡A la trena con los raperos, con los que hacen cómics, a la trena con los de El Jueves, pero luego que bien os ponéis aquí Je suis Charlie Hebdo!
El de Okdiario remachaba:
¿Sabes lo que no me gusta? Que una persona pida que se viole a otra.