Cualquier persona puede cometer algunos errores con el uso de la mascarilla en compañía de otras. Es más o menos inevitable teniendo en cuenta el lío monumental al que nos han sometido desde el primer día Fernando Simón y sus compinches.
Lo que no parece tan cosmético es que los errores garrafales de ‘primero de distancia social’ los hayan cometido una ministra de este Gobierno encargado de gestionar la pandemia del coronavirus y el presentador del espacio más quisquilloso de la televisión. No puedes ir a desenmascarar a nadie ni a a hacer las mejores entrevistas que ‘toquen’ al espectador, si no sabes en qué momento procede y cuándo no ponerte la mascarilla en los tiempos que vivimos.
De modo que Yolanda Díaz y Gonzo, uno por el otro, y todo el programa de Salvados, cometiendo errores imperdonables en apenas una hora de televisión este 29 de noviembre de 2020:
En el programa llamado ‘tiempos modernos’ pretendieron llevar a la ministra Díaz en un recorrido por los barrios del sur de Madrid para hacer una evaluación de la situación precaria que se vive en estas zonas, aumentada además con la sobrevenida pandemia.
Para ello, Gonzo y Yolanda Díaz charlaron en varias ocasiones solos y con más gente en la calle (nunca más de seis, para cumplir la norma vigente en la Comunidad), y lo hicieron siempre con mascarilla. Perfecto. Para más inri, en algunos desplazamientos que hicieron en el coche, Gonzo conducía y la ministra de Trabajo viajaba detrás, mientras que entre ellos había una mampara de separación, que les permitía charlar sin mascarilla y hacer el programa más televisivo.
Pero entonces llegó el error garrafal, ese con el que se dan, según Simón, Illa y toda la ristra de virólogos que aparecen por las televisiones cada día, muchos de los contagios. Gonzo y la podemita de En Marea, que lo habían ido haciendo bien durante la primera parte del programa, se sientan a comer en un bar, en el interior, a menos de 1,5 metros y uno frente a otro. Justo al sentarse, inmediatamente, se quitan la mascarilla y se ponen a charlar.
Diría Margarita del Val, por poner un ejemplo, que la mascarilla debería haberse quedado en sus bocas durante todo el tiempo que se mantuvieran hablando, y quitándosela solo para comer. Desde luego parece apropiado que un programa de laSexta y una ministra del Gobierno Sánchez hubieran cumplido al pie de la letra con las recomendaciones para evitar contagios. Pero no fue así. Más periodismo, pero pocas lecciones.