MADRID, 5 (OTR/PRESS)
Los hechos son tenaces: España es el país con más paro de toda la Unión Europea. En el mes de abril, cada día se perdieron más de mil puestos de trabajo. ¿Cómo reacciona la clase política? Pues desde el PP, piafando; disimulando mal su impaciencia por llegar a las urnas de junio. Están convencidos de que esta vez las encuestas aciertan y de que el paro y la mala gestión de la crisis por parte del Gobierno les puede dar lo que les quita la imagen de Mariano.
Desde la filas del Gobierno se escucha el discurso de los náufragos perdidos en medio del océano: la cosa -se dicen para animarse- podría haber sido peor. No hay vela ni humo en lontananza pero para un político lo importante es salir del paso, ganar el día, evitar el mal trago de los telediarios. Un ejemplo, casi un paradigma de esa táctica, lleva la rúbrica de la vicepresidenta responsable de Economía. Preguntada por el resultado de un estudio de la Comisión Europea que anuncia que España será el último país en salir de la crisis y que en 2010 el paro pasará del 20 por ciento, Salgado respondió que era sólo un pronóstico.
Nadie le puede negar al Gobierno Zapatero experiencia en materia de pronósticos aunque todos los que ha formulado en relación con la crisis han resultado erróneos. Dijo Celestino Corbacho (ministro de Trabajo) que no se llegaría a los cuatro millones de parados y ya son más; aseguró Zapatero que la recuperación económica empezaría a notarse a finales de abril y resulta que otros cuarenta mil ciudadanos se han quedado sin empleo mientras que el déficit del PIB va camino de triplicar lo permitido por la Unión Europea.
La crisis no es exclusiva de España pero mientras hay países como Alemania que están saliendo del agujero -tiene el doble de población y la mitad de paro- aquí los políticos siguen a la greña pensando más en las próximas elecciones que en la desesperación de los parados o en la desazón de quienes, teniendo trabajo, no saben cuánto tiempo les va a durar. Ya digo, los hechos son tenaces.
