MADRID, 9 (OTR/PRESS)
El primero lo dio Fernández Ordóñez en el Congreso y le llamaron de todo. Bien es verdad que el Gobernador del Banco de España, con la crisis de algunas Cajas de Ahorro, ya tiene tarea como para dedicarse a pontificar además sobre las pensiones. Pero el caso es que advirtió, y cundió el pánico, que al ritmo de destrucción de empleo y perdida de cotizantes de la Seguridad Social, en unas décadas las pensiones correrían peligro.
El ministro Corbacho, que ve impotente como le crecen los desempleados a un ritmo desconocido y el peor de Europa, saltó como un muelle y poco más o menos le mando callar. No está el Gobierno para malos augurios a futuro cuando las medidas para atajar el desastre del presente no resultan eficaces.
Todo el sector económico del Ejecutivo salió en tromba a desmentir a Fernández Ordóñez y a asegurar que «el futuro de las pensiones no corre peligro». Se toparon, una vez más, con la perdida de credibilidad ante tanto optimismo desmentido por la dura realidad.
Ahora llega el segundo aviso y, en este caso, no podrán decir que el que advierte no conoce la materia o que es ajeno a la cuestión: es el secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granados, el que anuncia que el sistema es insostenible con el cóctel de más jubilados y menos cotizantes.
No está hablando de mañana ni de pasado mañana, pero insiste en la necesidad de las reformas porque la Seguridad Social no es de goma y si no entran cotizaciones, el sistema acabará colapsándose. Y de reformas es de lo que no se quiere hablar. Cualquier cambio en el mercado laboral es, en estos momentos, tabú. Las cordiales relaciones con las centrales sindicales podrían saltar por los aires ante cualquier modificación, por pequeña que sea, en las condiciones de jubilación o de aumento de las cotizaciones.
Los sindicatos están siendo para Zapatero el muro de contención de la protesta social que, en caso de estallar, sacaría a la calle a los cuatro millones de parados y a sus familias. La puntilla para las aspiraciones electorales del PSOE en la campaña de las europeas que ya se plantea, y con mucha preocupación, como la del segundo triunfo del PP tras los resultados de Galicia.
Pero va el segundo aviso y en este caso es más grave. El secretario de Estado de la Seguridad Social, es decir el responsable de la «cosa» anuncia que en el 2030 puede no haber dinero si se siguen aceptando jubilaciones anticipadas. En este caso ya no valen desmentidos, el que avisa no es traidor.
VICTORIA LAFORA
