Victoria Lafora – La alegría de Camps.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

El presidente valenciano Francisco Camps, imputado en la trama de corrupción de Correa, salió ayer encantado tras su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia. Salió inculpado, como entró, pero «alegre» por haber podido contar al juez su verdad sobre el costoso ropero que le regaló su amigo «el Bigotes». Su partido aconsejó a la alcaldesa Rita Barberá y a sus tres vicepresidentes que le acompañaran para que no pasara el trago solo, y porque la estrategia consiste en aparecer todos juntos y en comandita para dar imagen de unidad.

También se hizo un toque a rebato a la militancia para que acudieran desde primera hora a la puerta de los juzgados y contrarrestaran a los «radicales» que gritaban: «¡trajes para todos!». El día anterior el portavoz del grupo popular en el Parlamento valenciano, Costa, tan atildado como acostumbra, recibió una sonora pitada antes de comparecer ante el juez. Dando una imagen muy poco apropiada que no se podía volver a repetir.

Desde que saltó el escándalo de corrupción del «Caso Gürtel», Camps ha aparecido en público siempre rodeado de una amplia multitud de amigos, simpatizantes, militantes, cargos del PP, para mostrar su ansia de declarar ante el juez. Ayer lo hizo, salió y volvió a repetir lo mismo: su convicción de que el proceso iba a acabar pronto y bien. De los trajes, de sus pagos a cambio de, de sus facturas, de sus viajes a Madrid para probarse la ropa en el hotel Ritz, de su amistad íntima con «el Bigotes», ni media palabra.

Tras deponer ante la justicia nada le impedía haber mostrado las facturas de los trajes que, con tanto aplomo, aseguró que se pagaba de sus bolsillos. Ni contar de donde viene su certeza de que no va a acabar procesado.

Si la oposición en las Cortes valencianas despierta alguna vez de su letargo, debería exigir, por respeto a la ciudadanía, que el presidente valenciano explique, también en sede parlamentaria, sus peligrosas relaciones con una trama corrupta que recibió millonarios contratos de su gobierno. Los dirigentes socialistas de Valencia, que a ver si espabilan, van a tragarse la acusación de llevar a cabo una campaña contra la Generalitat cuando no han hecho ni una gota de sangre de este escandaloso asunto.

Por mucha alegría que sienta Francisco Camps, sigue inculpado y el misterio de sus trajes sigue sin aclararse.

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