Antonio Casado – Obama, de consumo interno.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

El sentido común puede ser revolucionario. Lo hemos visto con el discurso de Obama en la Universidad de El Cairo dirigido a los 1.500 millones de musulmanes de todo el mundo. El presidente de EE.UU. apuesta por una nueva relación entre Occidente y el Islam basada en el diálogo, la tolerancia, la convivencia pacífica, el mutuo respeto entre religiones, la libertad de creencias, el cultivo de los derechos humanos…

Como vemos, un discurso de obviedades. Pero todos lo hemos analizado como la nueva frontera del entendimiento entre diferentes. Lógico. Hasta ese punto las políticas del anterior presidente norteamericano y algunas de sus terminales, como Aznar en España, o Tony Blair en el Reino Unido, llegaron a deformar la percepción de la realidad.

La necesidad de inventarse un enemigo exterior para reasentarse en el pedestal propio o justificar recortes de las libertades, por ejemplo, en nombre de la lucha contra el terrorismo internacional que dio la cara un 11 de septiembre de 2001, marcó las políticas de George Bush en su desdichado paso por la Casa Blanca. Y condicionó las de otros. Por supuesto, también las nuestras. Aznar acabó rompiendo el tradicional consenso PSOE-PP en política exterior al diseñar un modelo que consistía en llevarse bien sólo con EE.UU. y mal con nuestros vecinos. Tres ejes clásicos de nuestra política exterior saltaron por los aires: el anclaje europeo (Francia y Alemania contra Bush y sus guerras preventivas), la vocación hispanoamericana (Cuba fue un buen ejemplo del seguidismo español a los dictados de Washington) y la política de buena vecindad con Marruecos.

A estos antecedentes hay que sumar la permanente reprobación de la política exterior de Zapatero (o sea, de Moratinos) por parte del PP durante la primera legislatura socialista (2004-2008), en base a un obsesivo y casi único argumento: nuestras malas relaciones con los EE.UU. por la apresurada retirada española de Irak y el famoso desplante de Zapatero a la bandera norteamericana. Por no hablar de las chanzas y chirigotas dedicadas por los dirigentes del PP y sus costaleros mediáticos a la Alianza de Civilizaciones, una idea verbalizada por Moratinos en unos cursos de verano de 2004 (el ministro compartía mesa de debate con el juez Baltasar Garzón) y expuesta un par de meses después por Zapatero ante la 59 asamblea general de las Naciones Unidas (21 septiembre 2004).

Una idea que ahora abraza Obama y desarma a quienes aquí en España acusaban al Gobierno socialista de antiamericanismo provinciano. Como desarma a quienes se hartaron de acusar a Zapatero de llevarnos al rincón de la historia por decir casi exactamente las mismas cosas que ahora dice el nuevo presidente norteamericano.

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