MADRID, 1 (OTR/PRESS)
La actitud del PP en los últimos días es vergonzante. Me explico. Los dirigentes del PP han suprimido los contactos con los periodistas sustituyendo las habituales ruedas de prensa por comunicados, que es la manera de evitar que les pregunten por el caso Bárcenas. Lo cierto es que el caso Bárcenas, que es una variante del caso Gürtel, se le está enquistando al PP, por más que Mariano Rajoy se empeña en mirar hacia otro lado y hacer como que no va con ellos. Es evidente que el que un senador del PP, tesorero de este partido por mas señas, esté bajo la mirada de la Justicia, es un hecho transcendente.
En el PP son muchos los que creen que Bárcenas debería de dimitir y no entienden por qué Rajoy no le invita a hacerlo o directamente le destituye de su cargo de tesorero. Una de dos, o Mariano Rajoy está absolutamente convencido de la inocencia de Bárcenas y por tanto dispuesto a plantar cara a quien sea en defensa de esa inocencia, o por el contrario teme la que se le puede venir encima al PP si la Justicia continua tirando del hilo del tesorero.
El caos es que los dirigentes populares no están mostrando una actitud muy gallarda evitando dar explicaciones a los medios de comunicación, que al fin y al cabo son intermediarios de la opinión pública. Y resulta patético que mientras arrastran el caso de su tesorero intentan que les surta efecto la política del calamar que es la de expandir sombras sobre los demás.
A Rajoy le viene de maravilla el lío que hay organizado en el CESID, amén de haber elegido a Manuel Chaves como centro de sus ataques queriendo demostrar que la Junta de Andalucía no debió de dar una subvención a la empresa donde trabaja su hija. Como si estas cosas pudieran anular su realidad, es decir que el PP tiene un grave problema al tener bajo el ojo de la Justicia a su tesorero. Esconder la cabeza debajo del ala no les va a resolver el problema. Y cabe preguntarse ¿por qué Mariano Rajoy no da la cara?
