Charo Zarzalejos – La cansina gobernanza.


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Nunca he compartido el mensaje que afirma que el Presidente está solo y que el Gobierno no tiene apoyos. La matemática parlamentaria nos dice todos los días justo lo contrario. Es verdad que los apoyos son escuetos, muy escuetos y, en ocasiones, llenos de impostura por parte de quienes lo brindan.

Algo de esto estamos viendo en el azaroso debate sobre los Presupuestos. Ni a Coalición Canaria y menos al PNV importan demasiado las cuentas públicas. El colmo de esa impostura antes mencionada es oír y ver al portavoz del PNV diciendo eso de la responsabilidad institucional para -no se lo pierdan- encima apoyar unas cuentas que les parecen malas. Lo sorprendente no es que el PNV, aprovechando la coyuntura, quiera coger aire y, a ser posible, logros concretos para sus intereses territoriales, que al menos en esta ocasión no ha ocultado. Más sorprendente resulta escuchar como desde el Gobierno se pone en valor la responsabilidad y sentido de Estado del PNV. Todo muy llamativo.

Pero a lo que íbamos. El Gobierno no se ha quedado solo. Ha logrado sortear las enmiendas a la totalidad y ahora con los grupos de izquierda negociará cuestiones más puntuales de unas cuentas en las que se prevé gastar el doble de lo que se ingresa.

El Gobierno no se ha quedado solo, pero es obvio que cada día le resulta más cansina su tarea de gobernar. Si como se reconoce desde el ministerio de Economía, el margen de negociación presupuestaria es escaso, porque escaso, muy escaso, es el dinero disponible, más pequeño parece aún ese otro margen que tiene que ver con el liderazgo, con el discurso creíble, con el prestigio, indispensable todo ello, para gobernar un país en situación de crisis como el nuestro.

El Gobierno no está solo, pero se le ve cansado y empequeñecido. No puede ser que la respuesta a la intervención de Rajoy en el pleno de Presupuestos sea acusarle de machismo. La respuesta es absurda, propia de un grupo de adolescentes.

El Gobierno no está solo, pero si superado por los acontecimientos. Superado por la crisis y enredado en su propio discurso, que vigila muy de cerca Cándido Méndez, una pizca preocupado por la respuesta social a la modificación de la ley del aborto, pendiente de la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto catalán, que esperaban para el pasado mes de setiembre*

Una serie de circunstancias difíciles de manejar cuando se ha perdido impulso y pulso, cuando un mismo discurso vale para un roto y para un descosido. Una muy cansina gobernanza la que tiene el Ejecutivo encima. Tan cansina que algunas tímidas voces socialistas, muy en bajito, dicen: «así no hay cuerpo que aguante».

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