Tribulaciones tributarias


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

Si eres periodista, y se te ocurre criticar a Montoro, tienes menos porvenir que si eres inspector de Hacienda y te inclinas por votar al PSOE. Ya tengo edad para saber que no todos somos iguales ante la Ley, sobre todo si no tienes dinero para pagar a un buen abogado, pero no sabía que en la Agencia Tributaria para ascender había que ser simpatizante del PP.

Si el problema de la izquierda española es esa especie de superioridad moral, como si con ser de izquierdas ya estuviera justificado incluso ejercer de tonto contemporáneo, la derecha tiene dos problemas emparentados: el miedo a que los confundan con autoritarios, y el desparpajo autoritario que, de vez en cuando, aparece en alguno de los suyos para darle la razón a la izquierda.

Don Cristóbal arma un cristo cada vez que se viene para arriba, y nos demuestra que cree que la Agencia Tributaria es suya, y que los que pagamos su sueldo somos unos desgraciados que tendremos que andarnos con ojo, porque él sabe mucho de nosotros, y nos puede joder en cuanto le apetezca y nos envíe a un perro de presa (inspector, por supuesto) con órdenes estrictas de ser objetivo, o sea, de buscar las cosquillas y aplicarnos la legislación vigente con mala leche.

Ese sentido patrimonial de la gestión pública es idéntico a la que tiene el selecto grupo de la UGT de Andalucía o el nacionalismo soberanista. Montoro es un tipo al que jamás se le pegaría un euro que no fuera suyo, ni gastaría un euro de dinero público de más, pero de vez en cuando le salen esos modales de gobernador civil del antiguo régimen que, en cervantino actualizado viene a decir, más o menos: «No me toques los cojones que te envío a los guardias».

Cuando, siendo Rubalcaba ministro de Interior, se le escapó aquél comentario coercitivo, en el que rebelaba que sabía muchas cosas de nosotros, porque se lo contaban sus espías, sentí tanto rubor como cuando Montoro fanfarronea del dinero que deben los medios de comunicación, y se pasea por el Congreso, tal que si en lugar de ser el ministro de Hacienda, fuera el perdonavidas del «saloon«.

¿Hay alguien más rápido que Montoro en sacar el revólver de la amenaza?

Hay días en que sospecho si Montoro no será un aliado de Rubalcaba, puesto allí para desprestigiar a todo un Gobierno.

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