OPINIÓN

Rafael López Charques: «Opresión, desigualdad, rencor»

revolucion francesa

A finales del siglo XVIII un acontecimiento marcó el comienzo de una nueva edad, la Contemporánea. Efectivamente, la Revolución Francesa trajo una nueva visión del mundo a todo occidente, que deslumbrado por el lema de Libertad, Igualdad, Fraternidad, se propuso construir una sociedad en el que esas tres palabras fuesen la guía indiscutible. El principio no fue en sí muy halagüeño, puesto que quizás el nombre más apropiados para esos momentos sería el de Carnicería Francesa.

No obstante el lema citado se extendió como la pólvora y sigue vigente en la actualidad, aunque creemos que tan solo teóricamente, pues si analizamos el devenir cotidiano creemos que hay que sustituirlo por otro que si refleja la situación actual. A saber: opresión, desigualdad, rencor.

Libertad es “la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. En nuestro país, como en muchos otros, es algo que se considera sagrada, pero se malentiende y realmente disfrutamos muy poco de ella.

En primer lugar tenemos que tener en cuenta que como decía el filósofo Jean-Paul Sartre: «Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás». Cada vez más gente actúa ignorando tal reflexión, lo que conduce a negar la libertad de los demás.

Por otro lado nos encontramos con que los gobiernos, bajo el pretexto de protegernos y velar por nuestro bien y los derechos de todos, nos imponen pautas de comportamiento, unas veces directamente y otras indirectamente, que suponen un recorte de las libertades. Tenemos el ejemplo con lo que ha pasado con la pandemia. El Tribunal Constitucional declaró inconstitucional las dos medidas adoptadas por el gobierno títere y ¿qué pasó?, nada. El pueblo tuvo cercenada su libertad en dos ocasiones y al parecer nadie fue responsable. Estuvo oprimido y tuvo que aguantarse, no pudo ni protestar.

La igualdad es “el principio que reconoce la equiparación de todos en derechos y obligaciones” ¿Existe en nuestro país? La respuesta es obvia, no. Es más, creemos que la desigualdad crece continuamente.

En el aspecto económico, cada vez son más las personas a las que les cuesta llegar a final de mes, pues los productos y suministros básicos se encarecen continuamente. Sin embrago para los que tienen pasta, los de siempre, esos aumentos son “pecata minuta”

Los que no mueven el culo sin ir en jet o en helicóptero (pagado por todos), nos presionan para que no usemos los coches de combustible tradicional porque contaminan. Incluso parece ser que en el próximo año no podrán circular en los núcleos de más de cincuenta mil habitantes (también hablan de treinta mil), coches con más de diez años de antigüedad. Es lógico, ellos no tienen problemas para comprarse un coche nuevo que se adapte a las nuevas exigencias, y el que no pueda que aguante. Así igualarán a muchos, pero por abajo.

La fraternidad es “la amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se consideran como tales” En España esa palabra está quedando en el olvido por la actuación de gran parte de los que mandan, que se han dedicado de manera preferente a fomentar las diferencias entre los pueblos que la componen, intentado romper sus lazos comunes, desenterrando viejas rencillas. Es más, están destruyendo la primera célula donde se manifiesta la hermandad, la familia.

En definitiva, estamos en una nueva era donde el viejo lema revolucionario francés, ha sido sustituido por otro: “Opresión, Desigualdad, Rencor”

Para mayor desgracia, si observamos lo que pasa en otras naciones, parece que también lo están adoptando.

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