OPINIÓN

Jacinto Romero Peña: «Todo nos sale mal, señor Presidente»

Jacinto Romero Peña: "Todo nos sale mal, señor Presidente"

Mala suerte en cadena durante los últimos días del señor Pérez-Castejón.

Creo que, en un día como hoy, en que hemos visto una imagen insólita como la llegada del presidente del gobierno español en tren a la capital de Ucrania, estamos autorizados a preguntarnos: ¿a qué ha ido el señor Pérez-Castejón a Kiev?

Los medios que bailan al ritmo de las notas musicales monclovitas dirán, posiblemente, que esta visita pone de manifiesto lo muy alto que raya la política exterior española en todo el orbe, mucho más si la ejerce Pérez-Castejón en persona. Otros, que ha ido a hacerse la foto y tomar aire. Un castizo que ya haya sobrepasado el medio siglo podría argumentar que ha ido a dar una volea al balón lanzándolo fuera del campo de fútbol, cortando así el juego incisivo y peligroso del equipo contrario cuando éste ya ganaba por cuatro a cero y era inminente el quinto. Para explicar algo mejor tal añagaza de tan preclaros infantes, he de añadir que había un solo balón. Particularmente, me quedo con la versión del castizo, aunque no achaco a sus enemigos políticos la situación agobiante del presidente y su presunta necesidad de “dar voleas”, sino a la cristalización prístina y evidente de una frase absolutamente atronadora dentro de su escueta sencillez: cuando se entra en dinámica negativa, todo puede ir a mucho peor.

Porque, como sorprendentemente contraproducente puede ser tomado el artículo firmado por Jordi Sevilla en El Confidencial, fechado el 21 pasado en que, bajo el título “Presidente, algo no funciona” viene a decir que se aprueban medidas “que corren el riesgo de confundirse con lo que no son más que parches”, siempre para ganar la batalla del relato, y “no tanto por transformar y mejorar la realidad”. Como todo el mundo conoce, el señor Sevilla pertenece al mismo partido que el presidente Pérez-Castejón, y era, a priori, el máximo aspirante para ministro de Economía cuando el cataclismo de Zapatero. No lo fue, aunque sí de Administraciones Públicas. Ahora tampoco lo ha sido y me parece, a título personal, que apunta a Calviño directamente con sus manifestaciones, dando por amortizado a Pérez-Castejón. ¿Estamos ante el primer marinero que se ofrece para una supuesta nueva singladura? Imposible de saber en este momento, pero la perplejidad que produce, no lo que dice -que es de cajón-, sino que lo diga ahora, en vísperas de tan importante meta volante como la del próximo 28 de mayo, causa estupor. Entre otras cuestiones porque decenas de miles de votos que aún estaban dudosos sobre seguir con su fidelidad al PSOE, se irán a la abstención o incluso a la derecha, precisamente por lo expresado por el gurú económico socialista. ¿Hay un hartazgo de Pérez-Castejón en algunos sectores del partido en el gobierno?

Para más “mala suerte”, han venido de la UE a preguntar qué se ha hecho con los miles de millones expendidos, y las respuestas no han satisfecho a tan importantes missi dominici de allende los Pirineos. Si a eso se suma la sorpresa de estos delegados por la posición gubernamental que culpa a los jueces en las rebajas de penas del “solo sí es sí”; o el ataque en el Parlamento Europeo a las presuntas consideraciones con España que no se tienen con Polonia, por ejemplo, podemos concluir que el “idilio” de este gobierno con la UE está finiquitado, o en trámite de ello. Y de nuevo, ¿porqué esta ofensiva europea se hace ahora? ¿Están apoyando un cambio de protagonistas en el gobierno español?

Y viene una señora cuyo nombre me niego a indagar, de un partido que está por la destrucción de España, y menosprecia a la bandera de España, en el lugar donde está representada la soberanía de España. Y la presidenta del Congreso de los Diputados de España, aún en silencio. ¡Qué mala suerte, presidente! Decenas de miles de presuntos votantes de su partido perdidos en las próximas municipales de Cataluña, donde ya no tiene nada claro quedarse con la cuchara del ayuntamiento de Barcelona, de las pocas tablas de salvación reales a las que aspiraba. Menudo rival es Xavier Trías como para encima hacerle regalos de este calibre. Y más decenas de miles de votos en otros lugares como Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Valencia y Canarias. ¡En qué momento se le ocurre a la señora presidenta del Congreso mantener silencio sobre tan abominable acto! Y mira que si en la Comunidad de Madrid gana el PP con mayoría absoluta por unos miles de votos; o pierde su partido, señor Pérez-Castejón, el Ayuntamiento de Sevilla por un margen parecido, ¿quién le quitará a Vd. el resquemor de “haber perdido Granada” por no haber actuado como debiera? Su silencio partícipe de “tanta comprensión”, señor Pérez-Castejón, le puede perjudicar gravemente. Usted sabrá.

Siga en Kiev, señor Pérez-Castejón pero no repita mucho eso que ha dicho ayer de que “toda España está con Ucrania”. Y que “Rusia no ganará la guerra”. Nada que objetar al acto volitivo reflejado en segundo lugar. Es un deseo, y ya veremos. Falsa de solemnidad la primera de ellas, porque sabe perfectamente que no toda España está con Ucrania, lo que no tendría, en principio, porqué ser de su responsabilidad. Cada uno es libre de pensar lo que crea oportuno al respecto. Otra cosa es que el partido que comparte gobierno con el suyo sea el principal opositor sentimental de dicho aserto. Esperemos que la diplomacia ucraniana se muestre aterciopelada con esta rotunda afirmación y no haga pasar a la piel del presidente por todo el espectro de colores, especialmente el rojo, recordándole lo dicho al respecto por su partido aliado en el gobierno, que no amigo.

Pero, de verdad que todo está saliendo mal. No es ya solo que los trenes no quepan por los túneles o que los submarinos no terminen de navegar. Es que incluso en los detalles más pequeños. El señor Pérez-Castejón llega al andén de la estación en Kiev y se equivoca al saludar al embajador español, que no tiene ningún empacho en recordarle quién es él mismo. No es el otro recién saludado como tal, es él. ¡Qué mala suerte! Sorprendente y más. ¿Ha tenido la precaución el Gabinete del presidente o quien corresponda de introducir en el dossier de la visita una foto del embajador y un extracto de su currículo? ¿Ha tenido el presidente tiempo de verlo? ¿Ni esto tan elemental vamos a hacer bien? Sinceramente, no creo que por esta circunstancia haya fuga de votos, pero me parece un indicador muy claro de haber tocado fondo. ¿Cómo dice? Ah, ¿que no hemos tocado fondo?

Pero, no he contestado a la pregunta sobre la razón de la visita del presidente a Kiev. Las respuesta del castizo se queda corta. Veamos el contexto. Aparece allí justo tras Biden y Meloni. Es la tercera visita a Kiev de dignatarios extranjeros con motivo del aniversario de la guerra. Y promete que España aportará 6 carros de combate Leopard 2 A 4, con vocación de que lleguen a 10. Zelenski le ha preguntado por aviones de combate, sin respuesta por ahora, que dependerá de lo que digan los aliados. Ya escribí en estas páginas a finales del año pasado que Ucrania necesitaba centenares de carros, decenas de aviones, miles de proyectiles de artillería, etc etc, y que llegaban tarde. Dicho quedó.

Ahora, lo que sería de agradecer es que el presidente explicara a los ucranianos qué ponderación aportarán estos hipotéticos diez carros en la ayuda global de Occidente. Y que quede claro que no me parece criticable la opción de enviar o no material a Ucrania, responsabilidad absoluta del gobierno y no de los que opinamos al respecto. Lo que si parece “desmesurado” es alardear ante quien necesita tres mil calorías para pasar el día del ofrecimiento de quince. Otra explicación nos la debería en este caso a los españoles sobre porqué más de cincuenta carros comprados en 2006, de tecnología de los noventa, se encontraban el verano pasado en una situación “absolutamente lamentable”, que dijo la señora Robles. Responsabilidad de unos y de otros, pero ahí están.

Visto el contorno del dibujo, qué quieren que les diga. Sigo pensando que el señor Pérez-Castejón está haciendo méritos para la Secretaría General de la OTAN. Es la tercera vez que lo digo: antes de la Cumbre de Madrid, antes de finales de año, y ahora. Stoltenberg ha afirmado que ya no hay más prórrogas en su mandato –como ocurrió el año pasado-. El Secretario General de la OTAN nunca es norteamericano – ellos ponen a los jefes militares-, y los dos últimos han sido nórdicos. Máximas posibilidades para un italiano, un británico o un español. Como están las circunstancias, el cargo es previsiblemente para siete u ocho años, lo que viene al dedo a Pérez-Castejón. En la Cumbre de Vilna de 11 y 12 de julio próximo, a la que está previsto que asista Zelenski, se pretende recibir oficialmente a Finlandia y Suecia en la Organización. Y debe producirse oficialmente el nombramiento del nuevo Secretario General. En las elecciones municipales españolas de 2019, el PSOE obtuvo 6.657.119 votos. Quédense con ese dato. Si el número de votantes no llega a esa cifra, y mucho más si es sensiblemente inferior, no descarte nadie que se desencadene una “Cruz de navajas” en Ferraz desde la misma noche del 28 de mayo. Y en ese momento, el señor Pérez-Castejón podría “ser llamado” a la secretaría general otánica, más teniendo en cuenta que los relevos de los puestos de postín de la UE de Charles Michel y Ursula von der Leyen son para finales de 2024. ¿Cómo resistirse?

Jacinto Romero Peña

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído