PEDROJOTA RAMÍREZ

«Juan Carlos I tuvo que ver en mis destituciones como director de Diario 16 y de El Mundo coadyuvadas en su nombre»

"Juan Carlos I tuvo que ver en mis destituciones como director de Diario 16 y de El Mundo coadyuvadas en su nombre"
Pedrojota Ramírez. PD

Este domingo 22 junio 2014 Pedrojota Ramírez titula Pequeños Anales de Diecisiete Días su Carta de un arponero ingenuo en el diario El Mundo.

Don Juan Carlos dejó muy claro, en público y en privado, que si abandonaba el trono no era porque estuviera peor de sus achaques sino por todo lo contrario. Que fue al haberse recuperado de sus desdichas quirúrgicas cuando decidió que había llegado el momento de dar paso a la «nueva generación». […] Es obvio que Juan Carlos se ha ido porque ha querido y que a cambio le han impuesto un duro y hasta cruel peaje de salida.

Añade:

Todo indica que tras las puertas cerradas de La Zarzuela y La Moncloa tuvo lugar una negociación exprés a cuatro bandas entre el Rey, el Príncipe, Rajoy y Rubalcaba -acelerada por la cornada electoral que sacaba de la plaza al líder socialista- para fijar la hoja de ruta ahora recorrida. Sólo así se explica la Ley Tuit, o si se quiere el microrrelato, que bastó a las Cortes para refrendar la abdicación sin siquiera preguntar o debatir sobre sus causas; sólo así se explica el posterior remiendo de todos los desgarros de la normativa vigente mediante parches tan inauditos como el blindaje penal y civil del Rey cesante a través de la ley de jubilación de los funcionarios judiciales; y sobre todo sólo así se explica, planteada como un do ut des, la de otro modo incomprensible ausencia de Juan Carlos en la ceremonia de proclamación de su hijo y heredero.

Y concluye:

Habiendo sido director de periódicos durante 34 de los 39 años de su reinado, Don Juan Carlos me ha distinguido en momentos clave con muestras de afecto y confianza pero también ha tenido que ver por acción, omisión o refilón en mis dos destituciones, concebidas, ejecutadas o coadyuvadas por otros bajo el paraguas de su nombre. Nunca he dejado de aplaudir sus muchos aciertos ni de criticar sus contados aunque sonoros errores. Ya dije hace quince días que de todas sus grandes decisiones ésta de la abdicación era la que menos me había gustado, tanto porque suponía un mal broche para un buen reinado como porque creaba un peligroso precedente para la institución. La forma en que se ha ejecutado el relevo en la Jefatura del Estado no viene sino a reafirmarme en el diagnóstico.

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