Julia Navarro

«Ofertas»

Tienen una salud de hierro o acaso la ambición de mandar les suponga una descarga continua de adrenalina que les mantiene en forma. El caso es que desde Mariano Rajoy, pasando por Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Rosas Díez o Alberto Garzón, amen de los miles de candidatos a alcaldes y concejales y los candidatos a la presidencia de autonomías y parlamentos autonómicos llevan meses sin parar haciendo campaña, aunque oficialmente la campaña no dure tanto.

No es que les compadezca, no lo hago. En democracia quién se dedica a la política es porque quiere de manera que echarse a la carretera y hacerse cientos de kilómetros es algo voluntario.

Lo que sí llama la atención en esta campaña es la oferta de promesas electorales. Como hay dos partidos nuevos, la oferta se ha ampliado, pero podría decirse que salvo en el caso del PP, hay una coincidencia en lo que ofertan los partidos de oposición que es nada más y nada menos que regeneración democrática.

No hay un mitin socialista, de Podemos o de IU, por no hablar de los de Rivera o Rosa Díez, en los que no prometan barrer la corrupción y a los corruptos para siempre. Esa es la principal oferta en estas elecciones, y esa es la condición que van a esgrimir Ciudadanos y Podemos a la hora de sentarse a negociar con quién les llame.

Y es que la sociedad española ha llegado al límite en el hartazgo con respecto a la corrupción. El hedor se ha hecho sencillamente insoportable. De ahí que los partidos que aspiran a gobernar lo primero que ofrecen a los ciudadanos es que con ellos no habrá corrupción. Naturalmente algunas promesas son más creíbles que otras.

Pero en cualquier caso ahí está la principal oferta de la campaña sencillamente porque es la principal demanda de la sociedad.

El PP sin embargo «vende» datos económicos, y sus líderes repiten que se ha salido de la crisis y se está creando empleo y las cifras macroeconómicas empiezan a encajar. Pero me parece a mi que aunque Rajoy y los suyos puedan presumir de que nuestra económica está saliendo del pozo tienen un lastre a cuenta de la corrupción que hace que a la hora de juzgar a los populares pueda pesar el caso Bárcenas», el caso «Gurtel», la trama «Púnica», etc, etc, etc.

Además los populares, supongo que porque les da vergüenza, no terminan de sentirse cómodos cuando hablan sobre la corrupción, y cuando dicen que ya no hay corruptos en sus filas lo dicen con la boca pequeña.

Es en este punto donde el PP tiene un importante déficit de credibilidad.

Aún así las elecciones están abiertas, es decir hay un número significativo de indecisos que son los que pueden inclinar la balanza y a lo mejor nos llevamos todos una sorpresa. La cuestión, claro, es qué sorpresa.

Por lo pronto en los últimos días de campaña los candidatos y los líderes de los partidos de oposición continúan insistiendo con su principal oferta: acabar con la corrupción y hacer una Administración más transparente. El PP mientras mira hacia otro lado e insiste con su oferta de seguir mejorando económicamente. Ya veremos que pesa más en el ánimo de los electores.

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