Vaya, vaya con Soraya,
la pizpireta cobaya
del enredo catalán.
Para un pequeño derroche
mandó que aparcara el coche
su conductora oficial
en el paso de autobuses
y palabras como obuses
le han caído por su mal
a la vicepresidenta
al pasarse de la cuenta:
donde las toman las dan,
pues la inmensa mayoría
no ha aceptado que esa vía
sea de uso personal.
Que se vuelva a Barcelona
donde la bolsa no «sona»
y deje a Madrid en paz.
Allí está el pillo más pillo
con la CUP al colodrillo
y acaso sea eficaz
su fundamental tarea,
que aunque nadie se lo crea
se llama «españolizar»
a la menguante ralea
que nos distrae y marea.
¡Eso es lo que hay que Primar(k)!