Es un espectáculo digno del mejor Pérez Galdós asistir estos días a lo que ocurre en torno al Ministerio de Cultura.
Filtraciones interesadas, reposicionamientos súbitos… todo por aspirar a un carguito, a la cuota de poder cultural.
Hay incluso cadáveres egregios que resucitan, por ejemplo, el de Luis Racionero, que busca cubrir ración catalana en Madrid o bien quedarse con el puesto de Josep Ramoneda (si no sale el nombramiento de Francesc-Marc Álvaro, próximo a Convergència).
«El hosco gallego», es decir, César Antonio Molina, le está diciendo a todo el que le quiere oír que él va a ser el próximo ministro. Y aparecen en los diarios presiones a Rajoy para que mantenga el ministerio como tal…
Por cierto, que en el Cervantes dan por segura la entrada triunfal de Luis Alberto de Cuenca.
Más certezas, que no rumores: los altos funcionarios de Cultura, antes del traspaso de poderes al nuevo Gobierno, están como locos borrando huellas de su paso en lo que, en el idiolecto administrativo, se llama «impulsar expedientes de modificación»: ampliar o reducir gastos, suprimir algunos contratos, etc. Además, estos son los días de ver y embarullar en todo lo posible lo que han sido los gastos del año…
Maribolheras y el CARS
Lo más cierto es que Cultura necesita un cambio. En parte, para que no haya lo que hubo el otro día en el Reina Sofía, bajo el título La internacional cuir. Transfeminismo, micropolíticas sexuales y vídeo-guerrilla:
«El activismo queer/cuir y transfeminista se sitúa en tensión crítica (…) con respecto al proyecto viril de la izquierda cómplice con la organización heterocentrada de la reproducción sexual y de la empresa colonial. A través de tácticas de disidencia sexual y de género, del uso del espacio público como teatro en el que hacer visible los mecanismos de la opresión y de alianzas transversales que desplazan las políticas de identidad diversos colectivos feministas, transmarikabollo, anticapitalistas y postporno inventan modos alternativos de producir lo social».
Todo, con la proyección, además, de una manifestación del colectivo Maribolheras Precarias.