CAMBIOS NECESARIOS EN LA FISCALÍA

La izquierda se cree con un derecho superior a dirigir la Justicia, esté en el Gobierno o en la oposición

El ministro Catalá responde al fiscal de Murcia que si sufrió presiones debió comunicarlas a la Fiscalía

La izquierda se cree con un derecho superior a dirigir la Justicia, esté en el Gobierno o en la oposición
El ministro de Justicia, Rafael Catalá. PD

El fiscal de Murcia, que ha estado 11 años en el cargo callado como una puerta, denuncia ahora presiones oficiales

EL PSOE se ha lanzado a una campaña de amenazas y denuncias contra el Gobierno y el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, por los nuevos nombramientos en determinadas jefaturas de la Fiscalía.

Los socialistas, con su habitual doble rasero en todo lo que tiene que ver con la Justicia, han calificado las decisiones de Maza como una purga (El fiscal de Murcia, que ha estado 11 años en el cargo callado como una puerta, denuncia ahora presiones oficiales).

Conviene recordar que Mariano Rajoy ha mantenido intacta durante cinco años toda la estructura de mando creada por Cándido Conde-Pumpido, quien, como fiscal general de confianza de Rodríguez Zapatero, aplicó sin piedad lo que él mismo denominó «reequilibrio ideológico» en la Fiscalía.

Tal cosa no fue más que un eufemismo, pues lo que hizo fue depurar sin contemplaciones a figuras tan respetables del Ministerio Fiscal como Eduardo Fungairiño o Eduardo TorresDulce e introducir masivamente a fiscales procedentes de la minoritaria Unión Progresista de Fiscales.

Particularmente significativa ha sido la continuidad de Javier Zaragoza, escudero fiel de Conde-Pumpido en la Audiencia Nacional durante la etapa en la que había que dar cobertura a la negociación política del Gobierno de Rodríguez Zapatero con ETA.

Las renovaciones decididas por José Manuel Maza dan paso a fiscales muy experimentados y con prestigio en la carrera fiscal, como Manuel Moix para Anticorrupción y Jesús Alonso para la Audiencia Nacional.

En el caso de la jefatura de la fiscalía murciana, el fiscal designado por Maza es el que está sosteniendo la imputación contra el presidente autonómico, Pedro Antonio Sánchez.

Las denuncias sorpresivas del fiscal jefe destituido, Manuel López Bernal, habrían tenido algún crédito si las hubiera plasmado por escrito y por los cauces establecidos en la normativa del Ministerio Fiscal.

Ahora suenan a un victimismo y un pataleo similares al testimonio del cesante comisario Pino en la Policía. Era hora de que la Fiscalía se renovara.

El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, no ha hecho nada distinto de sus predecesores, tiene las competencias necesarias para hacerlo y, en este caso, le avala además el respeto observado, quizá excesivamente, a la herencia de Conde-Pumpido.

Por otro lado, los resultados judiciales en la lucha contra la corrupción aconsejaban un cambio de jefatura de la Fiscalía especial porque su balance, comparando acusaciones con condenas, presenta más sombras que luces.

Las quejas del PSOE vuelven a mostrar esa arrogancia con la que los socialistas y la izquierda en general se creen con un derecho superior a dirigir la Justicia y la Fiscalía, estén en el Gobierno o en la oposición.

Estos cambios en la Fiscalía también representan una voluntad reformista necesaria para mejorar el funcionamiento de las instituciones del Estado.

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