Consigna para cargarse a VOX. ¿Por qué será, qué temen los progres?

Magdalena del Amo
Magdalena del Amo

¡Indignados, decepcionados y tristes! Así es como se sienten quienes apostaron por una nueva manera de hacer política frente a tantos años de corrupción y componendas entre profesionales de la cosa pública. Así se sienten los votantes de VOX, que ven estos días cómo los “veteranos” han engañado a los “novatos” con novatadas tan poco éticas como es “robarles” los puestos a los que por número de votos tienen derecho. Y lo han hecho de manera torticera, amparándose en imprecisiones sobre términos y palabras. Es decir, VOX habló de participar en el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid –y en el de la Comunidad— de acuerdo a la parte proporcional, según los escaños. Lógico. Pidió concejalías y le dijeron que sí, pero hete ahí la trampa en la que cualquiera hubiera caído. Tenían que haber especificado “concejalías de área”, que son las que deciden con el alcalde el programa de gobierno, lo mismo que el presidente y el consejo de ministros. En esta triquiñuela se escudan los traidores PP y Cs. ¿Pero alguien acude a las elecciones para no sustanciar, en la medida de lo posible, las propuestas políticas de su programa? Pregunta absurda que no merece respuesta. Sin embargo, los trileros de turno –no merecen otro nombre— quieren sus votos a cambio de nada. Y encima, ellos que en menos de 24 horas se han repartido lo más jugoso de la tarta municipal –las nueve concejalías—, acusan a VOX de querer poder y sillones. ¿Pero es que se puede influir sin tener poder y sillones? ¿Se puede gobernar sin poder y sin sillón? Otra de las acusaciones es la de querer salir en la foto. Me pregunto dónde está lo condenable de querer tener presencia en una sociedad donde prima la imagen. Critican precisamente los que se matan por un micrófono.

La actitud del tándem Partido Popular y Ciudadanos es la viva esencia de la corrupción, del mangoneo y de las malas artes, comportamiento del que son cómplices los medios de comunicación de izquierda y derecha, igualitos todos, con sus tertulianos de hablar por hablar, no exentos de cierta dosis de cinismo y frivolidad. ¿Dónde está la ética de la que tanto alardean cuando hablan de la izquierda si ellos, en cuanto se presenta la ocasión, actúan tan mafiosamente como ellos? ¿No será que, en el fondo, no son tan diferentes? Sin el sustrato de la ética, todo el suelo es movedizo e inestable, y en el tándem PP/Cs la moral brilla por su ausencia, visto lo visto. De Ciudadanos siempre nos esperamos cualquier cosa a cual peor, pero este PP que decían renovado está demostrando conservar el espíritu tramposo de los sobres en B y otras vergüenzas. Empezar con trapicheos y engaños no es buena manera de redimirse, pero parece que es un vicio generalizado entre los viejos partidos, “conditio sine qua non” para sobrevivir en el submundo que genera la enfermedad de la ambición y el poder.

“Lo de concejal de área es estar en la Junta de Gobierno y ya hemos dicho que eso no es posible”, recalca ufano y prepotente el nuevo alcalde de Madrid. Demasiado seguro de la lealtad de VOX. ¿Y por qué no puede ser posible?, pregunto. Normalmente, los partidos “llave”, útiles para sumar mayorías, aun con un solo concejal, suelen salir muy bien parados, hasta el punto de ponerles en bandeja la alcaldía. Creo que, en efecto, los de Vox han ido de buena fe y no han medido con quién se jugaban los cuartos. No han tenido en cuenta los vicios y las truhanerías de los “caballeros de mohatra”. Tal y como están las cosas, a mí no me importaría que los dejaran en la estacada y trabajaran desde la oposición. Qué decepción con Almeida, de quien habíamos elogiado su condición de sencillo, bajito y feúco, del que incluso Inda, con sonrisa pícara, dijo que había echado una mentirijilla y que los de VOX habían pecado de ingenuos. Más que mentirijilla es mentira cochina. El enemigo era la izquierda, ¿no? No sé qué parte no entendimos, pero esto no era lo previsto. Los españoles que votaron al bloque del centroderecha era para que los tres formaran gobierno. ¿O es que los dos millones ochocientas mil personas que apostaron por VOX no tienen lugar en este sistema corrupto? Quien no acepte leyes injustas como la de género, ni chiringuitos millonarios para vividores de la ideología, ¿no tiene cabida en esta sociedad sin ser escracheado, agredido o vetado? Quien defienda la Constitución y las leyes, el derecho a la vida, a la educación, a la propiedad privada o a la libertad en todos sus ámbitos, ¿no tiene derecho en esta dictadura de lo políticamente correcto? A VOX le acaban de bloquear el canal de YouTube, donde exhibía sus videos. Tremendo ataque a la libertad de expresión. Mientras, los filoterroristas, pedófilos y pornógrafos campan a sus anchas por las redes. Vivimos en la total aberración de un mundo al revés. Lo peor de todo es que SOLO HAY DOS BANDOS: VOX Y “LOS OTROS”. Los otros lo compone el variado arco dovelado por el PP y Bildu en los extremos, hilvanado con la recua restante de PSOE, Cs, Podemos, separatistas, golpistas, cuperos, mareas, feminazis, radicales, progres de todo tipo y zoófilos, que no tardarán en aparecer. Todos estos se rigen por el ancestral proverbio de origen incierto: “Los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. De esto va la cosa. Es fuerte, pero a la vista está. VOX es un soplo de aire fresco en el mundo irrespirable de pensamiento único, y eso estorba. ¿No es extraño que los ideólogos del cordón sanitario contra VOX sean los franceses? ¿No es extraño este cóctel informativo de Macron, el Elíseo, Valls y Rivera cuando se dirime la configuración de los ayuntamientos españoles? ¿No es extraño que oigamos continuamente por parte de los mismos: “esto en Europa no se entendería”? ¿Es que nosotros no somos Europa?, hay que preguntar. VOX se constituye en baluarte al pedir más autonomía de los Estados y eso es un peligro para los que han entregado las llaves de España al invasor, en aras de un globalismo utópico e irreal. Aviso a navegantes rezagados: Hay tormenta, van a por VOX, van a por nosotros. Hay una consigna desde las alturas. ¿O habría que decir desde el inframundo? VOX es peligroso porque ha venido en rescate de nuestra esencia más pura. Si no luchamos, acabarán borrándonos del sistema. Ya me gustaría estar exagerando.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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