Hemos llegado a un punto que no creo que se diera con Fernando VII -habría que preguntarle a Pedro J. sobre el particular- en el que cuando el Felón promete algo, al personal le da la risa.
Algunos se asombran del desparpajo con que, a estas alturas, promete cosas. Es que no tienen en cuenta que la naturaleza de los psicópatas difiere de la del resto.
Hasta un individuo tan mentecato como Torra, que hace el mal y no se da cuenta, se ha percatado de que el Felón no es de fiar. Que no tiene ideales, dice, que con tal de ser presidente hace lo que sea.
Ideales dice el Torra. Tiene caprichos y habla de ideales. A sembrar el odio entre unos catalanes y otros, y entre unos catalanes y el resto de españoles le llama tener ideales. A empobrecer a la mayoría de los catalanes y enriquecer a unos pocos le llama tener ideales.
Como ese Torra hay más. Hay un andaluz, o descendiente de andaluces, que dicen que no se desenvuelve bien en el engendro de Pompeyo Fabra y que si se exigiera un nivel cultural mínimo para ser político no habría podido ser diputado, y cuyo papel como tal se reduce a dar y que le den, lo que permite darse la gran vida e ir engordando, que se ha permitido el lujo de reírse en la cara del presidente de España. Los españoles podemos estar ‘contentos’.
Hay unos señores, y unas señoras, que alardean orgullosamente de ser socialistas y de una superioridad moral que en algún tiempo se les admitió -quizá porque tampoco escasean los acomplejados-, que son los que apoyan al Felón y, con ello, ponen en ridículo a todos.
Todo esto es para terminar diciendo que cada cual vale lo que su palabra, y la del Felón no vale nada. Seguid apoyándolo, socialistas -no han salido en tromba a defender a Leguina y Redondo Terreros-.
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‘El Parotet y otros asuntos’
‘Diario de un escritor naíf’
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‘Valencia, su Mercado Central y otras debilidades’
‘1978.El año en que España cambió de piel’
‘Tránsito en la mirada’
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