Cuando don José hablaba de su buena crianza

Bono: “Que los calumniadores se marchen de Castilla-La Mancha”

Crónica de las grandes infamias elaboradas por el ex presidente de CLM

Bono: “Que los calumniadores se marchen de Castilla-La Mancha”
José María Barreda y José Bono. FK

Ahora que José Bono se siente tan sensible a lo que él llama la calumnia de evidenciar su inmenso patrimonio, conviene recordar la época en que se convirtió en un animoso fabricante de infamias mientras reclamaba que los «calumniadores se marchen de Castilla-La Mancha».

Eran las elecciones regionales y locales de 1999. La estrategia de Bono en aquella ocasión fue pedir que quienes injuriasen o calumniasen se marchasen de la región. Lo pedía en cada mitin, después de abrirlos hablando de su excelente crianza personal como si alguien la hubiese puesto en cuestión. Tras autoelogiar su educación afirmaba que ello le impedía hablar mal de nadie, para a continuación poner a escurrir a sus adversarios políticos con descalificaciones personales.

El caso del Lino

Bono, entre otras, fabricó una inmensa calumnia, en la que los miembros del Gobierno regional participaron con entusiasmo, especialmente el entonces consejero de Agricultura, Alejandro Alonso, con su habitual tono malhumorado y el actual presidente Barreda, que andaban exigiendo responsabilidades sobre algo que luego la Unión Europea, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo revelaron como una inmensa mentira. Levantaron una seria calumnia por las subvenciones del cultivo del lino sobre personas relevantes del PP, especialmente sobre la que fuera ministra de Agricultura y Comisaria Europea, Loyola de Palacio, y del delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Carlos Moro. Ambos, como se sabe, fallecidos después por cáncer y, a los pocos meses de solventarse en los tribunales este asunto, la esposa de Moro por la misma enfermedad.

El entonces presidente de Castilla-La Mancha dio medida de sí mismo y de su cacareada buena crianza cuando conocidos ya todos los pronunciamientos del lino que establecían que en nada se había hecho mal uso de las subvenciones, Bono mantuvo hasta el mitin de cierre de campaña la injuria.

Lo explica pormenorizadamente Jaime Ignacio del Burgo en un artículo titulado «La integridad de Bono y Garzón», donde recuerda el activo y poco brillante papel del juez «estrella» este asunto acompañado del fiscal anticorrupción entonces, el no menos prestigioso Jiménez Villarejo.

El abogado Bermúdez

Pero no se paró en lo del lino. Bono no quiere apartar a sus adversarios políticos, quiere desprestigiarlos totalmente, así que recurrió expresamente a la mentira en otro caso referido al entonces diputado nacional del PP, el abogado José Antonio Bermúdez Alonso.

En un mitin en Talavera de la Reina, Bono dijo que Bermúdez había «robado» a una familia pobre en el ejercicio de su trabajo como profesional del Derecho. Las palabras del presidente y candidato a la reelección pasaron inadvertidas para casi todos los medios de comunicación, convirtiendo en exclusiva del diario ABC este acontecimiento de verificar otra calumnia en boca de Bono.

Realmente el abogado había extraviado en su propio despacho el cheque de una indemnización, que apareció al año siguiente y que tal y como había sido firmado por la compañía de seguros fue entregado con ese retraso a los beneficiarios. Este hecho fue utilizado torticeramente por la maquina propagandística del PSOE, y el abogado fue procesado y condenado por negligencia profesional por el Supremo, que lo inhabilitó durante un año para el ejercicio de su profesión, además cesó como diputado.

Las palabras de Bono exigieron una rectificación, que nunca se produjo públicamente, aunque el afectado recibió una carta de disculpas que tampoco quiso mostrar a los medios de comunicación. Pero el caso es que Bono fue cazado en una segunda calumnia y sin embargo permaneció en Castilla-La Mancha otros cuatro años desatendiendo su propio consejo o exigencia de que los calumniadores abandonasen la comunidad.

Se trata de dos casos relevantes que son, sin embargo, sólo una pequeña muestra de la forma de actuar de Bono, de la que personas como Agustín Conde, Carmen Riolobos o José Manuel Molina, ahora tan amigo, podrían dar testimonio personal.

 

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