Queridos Reyes Magos:
Aunque ya no soy ninguna niña, sigo creyendo en ustedes. Es más, con los años he ido acrecentando esa confianza en su figura, en esa magia anual que son capaces de realizar cada 6 de enero, aunque me gustaría, en esta ocasión, pedirles un regalo para el 2011 que no es para mí, sino para toda Canarias. Además, como sé que estarán muy agobiados con tantas peticiones, el presente que anhelo para todo el Archipiélago, no preciso que esté junto al árbol el 6 de enero, sino que me gustaría que llegase a todas las casas el 22 de mayo.
Sé que en los últimos tiempos las Islas han recibido demasiado carbón. Las cosas han ido de mal a peor porque quienes debía regir los designios de nuestra tierra se han enzarzado en discusiones y pactos que no nos han beneficiado para nada. Hemos sufrido los caprichos de un niño malcriado, llamado Paulino, que en un acto de total descreimiento ha sido capaz de firmar un pacto con el mismísimo diablo con tal de permanecer en el machito.
Sé que Sus Majestades, allá, desde la lejanía de Oriente, son capaces de distinguir los actos y las bondades de las personas y deben saber que no todos nuestros representantes actúan de manera tan irresponsable. Los canarios nos merecemos un horizonte nuevo, teñido de un azul brillante y limpio y plagado de gaviotas que vuelen a sus anchas para traer una nueva esperanza a un pueblo que hace tiempo que vive amargado ante los desmanes de un nacionalismo que apura sus últimas bocanadas de oxígeno y de un socialismo que ha hundido España, pero con especial incidencia en esta bendita tierra canaria.
Las Islas, queridos Reyes Magos, se merecen el mejor de los regalos colectivos, que es un buen Gobierno, un excelente presidente que haga lo que se espera de cualquier mandatario con un mínimo de sentido común, administrar sabiamente los recursos de los que disponemos, no echarse en manos de la frivolidad, de malgastar los dineros en cuestiones que no llegan a nada, en soberanismos de trampa y cartón que lo único que provocan es la hilaridad ante lo que podría ser una futurible república canaria del hambre, el paro y la miseria.
Por eso, y ya concluyo, Majestades, quisiera pedirles que José Manuel Soria sea el regalo que se merecen dos millones de canarios a partir del próximo 22 de mayo. Él será luego quien consiga que los ciudadanos encuentren un empleo digno, que lleguen a fin de mes, que mejoren los servicios básicos y que cada céntimo se invierta donde se tiene que invertir, no en entelequias ni en mundos y aguas inexistentes. Hasta entonces, soñaré en levantarme cada mañana con la ilusión de que llegue ese día para ver que se ha hecho realidad mi deseo que, por supuesto, es el que quiero compartir con todo mi Archipiélago.
