Sigue en aumento la escalada de tensión entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, que ya apenas pueden disimular el pulso que mantienen por convertirse en el candidato del PSOE a la Moncloa.
Mientras se libra la batalla, la presidenta andaluza, acechada por los escándalos de corrupción en la Junta de Andalucía, recobra el aliento con la decisión del Tribunal Supremo de citar a declarar en abril a los expresidentes Chaves y Griñán por el caso de los ERE fraudulentos. Un mes después de las elecciones andaluzas.
Cuando más agobiada parecía Susana por el golpe de autoridad de Pedro Sánchez al fulminar a Tomás Gómez en Madrid, el juez instructor del alto tribunal, Alberto Jorge Barreiro, le da algo de oxígeno citando en abril a los cinco socialistas aforados implicados en los ERE.
Los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán y los exconsejeros de la Junta Gaspar Zarrías, María del Mar Moreno y José Antonio Viera comparecerán en distintas fechas del mes siguiente a las elecciones autonómicas.
Este 18 de febrero de 2015 en el Congreso el portavoz socialista Antonio Hernando se hacía un lío sobre la decisión que el Partido Socialista adoptaría con los imputados. Al principio Hernando apeló al código ético del PSOE que obliga a la expulsión y la renuncia del escaño de quienes son llamados a declarar a juicio oral.
Pero cuarenta y cinco minutos más tarde el portavoz rectificaría afirmando que en este caso el partido sólo les pedirá que renuncien a su escaño si se les imputa algún delito, algo que de momento no sucede.
El matiz es importante y beneficia a Susana Díaz, ya que bajo ninguna circunstancia los expresidentes serán obligados a renunciar a su escaño antes de la celebración de las elecciones andaluzas. De ahí que los expresidentes hayan solicitado declarar voluntariamente ante el Supremo y en calidad de imputados, pues no había otra forma de hacerlo.
El PP dejaría al PSOE gobernar en solitario
Uno de ellos habló, Manuel Chaves, para defender su inocencia y confiar en que su caso sea archivado.
«No ha cambiado nada, mi situación es la misma que ayer, no hay auto de imputación. No siento bochorno, tengo la conciencia tranquila. Durante mi mandato como presidente de la Junta todo se ha hecho de forma escrupulosamente legal, espero que mi caso sea archivado».
Un mes de margen tiene la presidenta de la Junta para afrontar su primera cita con las urnas confiando en que una victoria sea aval suficiente para preparar su asalto a Madrid, su verdadera ambición. Y será entonces cuando, ya sin disimulo, se enfrente por derecho a Pedro Sánchez en unas primarias a las que el madrileño ya ha mostrado su deseo de presentarse.
Muy pronto, en cuatro semanas, esta carrera va a entrar en su fase decisiva en la que está en juego el mantenimiento del poder hegemónico del PSOE en Andalucía que, de conservarlo, aumentaría las opciones de Susana Díaz de llegar a la Moncloa.
Las encuestas que manejan en el entorno de la presidenta apuntan a que la victoria en la comunidad está asegurada, aunque nunca por mayoría absoluta. En ese escenario habría que pactar con Podemos o esperar a que el PP le dejase gobernar en solitario, algo que Moreno ha dicho que cumpliría.
El asalto final solo se entiende con el plan que la presidenta andaluza y los históricos del partido -o sea, del PSOE andaluz- tenían para el joven Sánchez: que le calentara la silla hasta el momento de dar el zarpazo definitivo.
Ni mucho menos contaban con que el secretario general socialista fuera capaz de cobrarse una presa del tamaño de Tomás Gómez.
Una maniobra que Sánchez ha utilizado para reivindicar su liderazgo al frente del PSOE y, de paso, recordarle a Susana que puede fulminar a cualquiera por mucho menos que un escándalo como el de los ERE o el de los cursos de formación.
Moreno Bonilla pide contundencia a Pedro Sánchez
A estas alturas ya no hay quien pueda negar la guerra fría que Díaz y Sánchez libran a ambos lados de Despeñaperros. Todos los movimientos se miden con esmerado cálculo y más aún en plena precampaña electoral andaluza. Precisamente la aspirante socialista no ha invitado aún a Pedro Sánchez a ninguno de sus actos.
Susana trata de evitar la fotografía con el discutido líder socialista, aunque será cuestión de tiempo que la lógica de partido se imponga y ambos posen ante las cámaras como si nada.
En este sentido el secretario de organización del PSOE, César Luena, y su homólogo andaluz, Juan Cornejo, están negociando la aparición de Pedro Sánchez en la campaña. De momento, Díaz ha conseguido que el madrileño no participe en el primer gran acto que el PSOE andaluz celebrará este sábado en un multitudinario mitin en Granada.
Mientras los socialistas se desgastan en guerras internas, el PP reclama la dimisión de los imputados recordando que tanto Sánchez como Díaz manifestaron en más de una ocasión que, en caso de producirse esta imputación, inmediatamente le pediría la responsabilidad de sus cargos en el Congreso y en el Senado.
«Espero que esta exigencia se produzca de manera inmediata, por coherencia», declara Moreno Bonilla.
Hay que recordar que el PP llevaba varios días afirmando que Chaves y Griñán serían imputados por el Tribunal Supremo pero solo después de las elecciones andaluzas precisamente para no interferir en ellas. Ahora el candidato del PP andaluz exige coherencia y pide la dimisión de Chaves y Griñán y lanza la pelota al tejado de Pedro Sánchez:
«Hace sólo una semana que Sánchez fulminó de un plumazo a la dirección del PSOE en Madrid; si allí actuó así, en Andalucía tendrá que actuar con más contundencia si cabe».