Las salas voyeur de Telegram en China, son un espanto.
El MaskPark Treehole Forum, por ejemplo, tiene más de 100,000 miembros que comparten contenido explícito y no consentido, especialmente imágenes y videos de mujeres, incluidas menores, grabadas sin su conocimiento en lugares como baños públicos, vestidores, vagones de metro, dormitorios universitarios, hospitales y hogares.
Este foro, que operaba desde 2021 hasta su cierre a finales de 2024, y resurgió en marzo de 2025, utiliza la encriptación de Telegram y VPN para evadir la censura, fomentando la explotación sexual de mujeres al distribuir material grabado con cámaras ocultas, a menudo vendidas como objetos cotidianos (difusores, enchufes, cepillos de dientes).
Los perpetradores, que incluyen exnovios, colegas y hasta familiares, comparten datos personales de las víctimas y, en algunos casos, intercambian o venden este contenido, generando un mercado clandestino tan sucio como rentable.
Los dispositivos de grabación, camuflados como tornillos, enchufes o productos de limpieza, han hecho que la vigilancia clandestina sea casi imposible de detectar.
Lo más alarmante es que en muchos casos los responsables son personas del entorno cercano: parejas, exnovios, colegas e incluso familiares directos.
ล่าสุดมีคลิปนี้เป็นไวรัลในจีน ผู้หญิงคนนึงอยู่กับลูกสองคนกำลังเปิดประตูเข้าห้อง อยู่ดีๆ ก็มีผู้ชายคนนึงมาฉุดทั้งแม่ทั้งลูกเข้าห้อง กลายเป็นผู้ชายคนนี้คือสามีเก่าที่ไม่ยอมมูฟออน ตั้งใจมาดักรอบังคับให้แต่งด้วยกันใหม่แล้วก็ข่มขืนอดีตภรรยา
pic.twitter.com/vG4tCY69C8— L O L A (@lolitascak3) September 16, 2022
Censura y falta de respuesta institucional
El escándalo ha sido ampliamente debatido en redes sociales chinas, donde hashtags relacionados con el caso superaron los 270 millones de visualizaciones en pocas horas. Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido principalmente reprimir la discusión pública en vez de perseguir a los responsables. La censura ha eliminado artículos, bloqueado hashtags y silenciado a activistas feministas que exigían justicia y protección para las víctimas.
Según la activista Li Maizi, la reacción oficial refleja una tolerancia estructural hacia la violencia digital de género. En sus palabras, “lo más insidioso y chocante es la prevalencia de agresores conocidos por las víctimas: parejas, novios, incluso padres cometiendo violencia sexual contra niñas menores”. Para ella, la proliferación de tecnologías como el deepfake y la circulación rápida del contenido agravan la explotación y la sensación de impunidad.
El proceso de denuncia para las víctimas es un laberinto. La plataforma Telegram permite el registro solo con un número virtual, sin verificación de identidad, lo que complica rastrear a los responsables. Además, los foros han implementado mecanismos de autodefensa digital: bloqueo de capturas de pantalla, prohibición de reenvío de mensajes y autodestrucción de chats y archivos, lo que dificulta la obtención de pruebas tanto para las víctimas como para la policía.
Un caso especialmente ilustrativo es el de una joven que descubrió que su exnovio, ahora residente en Canadá y posteriormente en Estados Unidos, había compartido vídeos y fotos íntimas suyas con desconocidos en el grupo. Aunque acudió a la policía local y a la Internet Crime Complaint Center estadounidense, la investigación no avanzó. “Estas plataformas en el extranjero no dejan huella”, lamentó la víctima, subrayando la sensación de impotencia ante la extraterritorialidad digital y la falta de cooperación internacional.
20 millones de cámaras de vigilancia, situadas en espacios públicos, ya observan a los ciudadanos chinos. #China pic.twitter.com/LQhMrAoSRa
— CGTN Español (@cgtnenespanol) September 27, 2017
Un impacto que trasciende fronteras
La magnitud del caso ha provocado reacciones de indignación tanto dentro como fuera de China. Medios estatales, como Guangming Daily, han calificado el caso de “excepcionalmente atroz” y han exigido reformas urgentes en la regulación y la capacidad de respuesta policial. La opinión pública exige medidas que refuercen la privacidad y terminen con el clima de miedo que sufren millones de mujeres ante la posibilidad de ser espiadas y expuestas.
Algunos de los mensajes más compartidos en redes sociales resumen el sentir de las víctimas: “La vida de una mujer no es la novela erótica de un hombre” y “No somos ‘contenido’ que se pueda subir y fantasear a placer. No podemos seguir callando. La próxima puedo ser yo, o puedes ser tú”.
¿Qué piden las víctimas?
Las demandas de quienes han sufrido este tipo de abuso digital son claras:
- Investigación y persecución penal efectiva de los responsables, con colaboración internacional cuando sea necesario.
- Regulación estricta sobre el uso y comercialización de cámaras ocultas y tecnologías de vigilancia.
- Reformas legales que obliguen a plataformas como Telegram a implementar mecanismos de identificación y control de contenidos ilícitos.
- Asistencia psicológica y legal a las víctimas, junto a campañas de sensibilización sobre privacidad y derechos digitales.
Activistas como Li Maizi insisten en que “si las autoridades realmente quieren, y dedican los recursos necesarios, es posible rastrear y procesar estos delitos”. Pero mientras la censura siga prevaleciendo sobre la acción, las víctimas seguirán enfrentándose solas a una violencia invisible y devastadora.
A día de hoy, 24 de agosto de 2025, el debate sobre el abuso digital y la privacidad en China está lejos de cerrarse. Lo ocurrido en las salas voyeur de Telegram ha puesto de manifiesto la fragilidad de los derechos de las mujeres en el entorno digital, el vacío legal y la urgencia de una respuesta efectiva. La lucha por una internet segura y respetuosa con la intimidad es, más que nunca, una tarea pendiente para toda la sociedad.
Declaraciones de Telegram al respecto
Compartir pornografía no consentida está explícitamente prohibido por los términos de servicio de Telegram y aquellos contenidos se eliminan en cuanto se descubren. Los moderadores supervisan proactivamente las áreas públicas de la plataforma y también aceptan reportes de contenido dañino presente en grupos/canales privados. Como resultado, millones de contenidos que contravienen nuestros términos son eliminados a diario, incluyendo la pornografía no consentida.
