El capítulo 16 de la tercera temporada de ‘Pesadilla en la cocina’ tenía que haberse estrenado con una advertencia: ‘No ver antes de cenar’. El pasado 12 de mayo de 2014 vimos como Alberto Chicote corría al cuarto de baño para vomitar después de encontrarse un extraño líquido lechoso en una hamburguesa. Pero ese o fue el único susto. El restaurante protagonista de la semana, ‘La Parrilla de Poli’, guardaba más de una sorpresa desagradable: bichos, grasa acumulada, comida en mal estado… ¿Se acuerdan del programa dedicado a ‘El Castro de Lugo’ durante la primera temporada? Este fue peor.
Alberto Chicote: «No tengo ni puta idea de lo que es este jugo pero es asqueroso»
El 12 de mayo de 2014, Chicote se desplazó a sus orígenes, al barrio de Aluche de Madrid, muy cerca de su Carabanchel natal. Allí, el cocinero más famoso de laSexta, intentó rescatar ‘La Parrilla de Poli’, un restaurante propiedad de una pareja búlgara que llegó a España hace 10 años huyendo de la persecución que sufrían en su país, aunque sólo ella, Poli, regenta el local. El problema era el de siempre, falta de liderazgo, unas camareras que se pasaban el día a gritos y el cocinero, directamente, pasaba de todo.
El ambiente era aterrador y no sólo por las discusiones. Daba miedo ver cómo las camareras se reían al recordar que habían estado sirviendo arroz con leche en mal estado el día anterior. Pero más impresionante fue el momento en el que la dueño, tan tranquila, cayó en la cuenta de que, quizá por eso (por el mal estado de la comida) les duele les duele «la barriga».
Chicote, nada más entrar en el restaurante se fue a la cocina y al ver el nauseabundo estado en el que se encontraba todo decidió irse y volver cuando estuviese mínimamente limpio.
Pues bien, el chef volvió en un auténtico «acto de valentía» y mientras era atendido, las dos camareras por pocos se pegan. Una de ellas resumía el conflicto con que la otra le tenía «envidia». Es decir: la excusa de siempre cuando uno no cae bien.
Fue durante el minuto 22 del capítulo, que asistimos a uno de los momentos más nauseabundos del programa. Chicote se dispuso a comer una especie de filete ruso cuando comenzó a salir un extraño jugo blanco de la carne. El chef, muy afectado, salió corriendo a vomitar.
Y a todo esto, tal y como señaló Chicote, la dueña estaba viendo la hierba crecer.
¿Lo quieres en una palabra? Una mierda ¿Lo quieres en dos palabras? Una puta mierda. He tenido que echar la pota y a ti te importa una puta mierda. No voy a permitir que le sigáis dando a la gente esta mierda que me habéis dado.
Le gritó Chicote a un cocinero que negaba la mayor.
Luego llegó el servicio de comidas y, como era de esperar, el ambiente fue espantoso.Tanto que una de las clientas, asustada, dijo:
Cuando estábamos comiendo ha salido un bicho del plato
Y cómo no, el programa tuvo la ‘gentileza’ de ofrecernos un primer plano del este ingrediente ‘extra’. Muchas gracias…
Tras ponerles las pilas y exigirle a la dueña del local que hiciese bien su trabajo (mandar), la tal Poli se enfrentó a las camareras y en especial con Tania, a la que le gritó::
Tú no me vas a joder el negocio porque te voy a echar.
Dicho y hecho. La camarera se fue y aunque Chicote quiso darle otra oportunidad, ella se negó.
Poli: «Tú no me vas a joder el negocio porque te voy a echar»
Pero no todo fue malo en el capítulo. Tras la reforma y durante la reapertura del local, Chicote recibió la visita de sus padres, que vivían cerca.
Mi hijo es un tío genial. Y no lo digo porque yo sea su madre ¿eh?
Exclamó la madre de Chicote, Ángelines, a la que ya conocíamos de Top Chef (Antena3).
Angelines: «Mi hijo Alberto Chicote es un tío genial, no porque yo sea su madre, ¿eh?»
Al final, el último servicio fue caótico pero terminó más o menos bien. Eso sí, a un servidor no le verán nunca en ‘La Parrilla de Poli’.