El 24 de febrero de 2016, Bertín Osborne se marcó otro gran dato de audiencia con la entrevista a Iker Casillas. ‘En la tuya o en la mía’ se desplazó a Oporto, ciudad en la que el ex portero del Real Madrid, vive actualmente (trabajando en el equipo de fútbol local) junto a la madre de sus hijos, la ex presentadora de T5, Sara Carbonero.
UNA PAREJA QUE DA PEREZA
Hay parejas de famosos que, a priori, dan pereza. Dan ganas de bostezar (o emborracharse) con sólo imaginarse, por ejemplo, almorzando en casa de Leonor Watling y Jorge Drexler (que no tienen ni televisión porque ellos son muy cultos para eso), de Carolina Cerezuela y Carlos Moyá o Iker Jiménez y Carmen Porter (¿hablarán de otra cosa que no sean fantasmas y vampiros?) . Con Iker Casillas y Sara Carbonero pasaba un poco lo mismo pero Bertín Osborne nos lo ha confirmado.
A parte de que, sobretodo para los profanos del fútbol, la entrevista al portero debería recomendarse médicamente a todas las personas que sufren insomnio (¡qué larga y qué aburrida se hizo!), los cinco minutos en los que apareció Sara Carbonero, fueron el colmo del surrealismo.
Entiendo que ver en tu cocina un equipo de televisión liderado por Bertín Osborne ha de imponer. Son comprensibles los nervios, pero hablamos de una señora que lleva muchos años delante de una cámara, debería saber comportarse. Y no es que fuese mal educada o torpe, es que daban ganas de zarandearle y gritarle: «¡Niña , deja ya el Lexatín!»
Daba la sensación de que Sara e Iker aceptaron salir en el programa por aquello de lavarse el rostro, para vendernos la imagen de familia feliz, pero lo que consiguieron es que pensáramos que son como la decoración de su nueva casa en Oporto, fría y aséptica.
Además, como pareja, estos dos no tienen química (al menos en pantalla). Ella hablaba mientras que él comía. No se miraban. Casi ni se tocaron. Y Sara, pensando que tenía sentido del humor (que no hija, que no) soltó:
Iker no es tan perfecto pero hay que quererle igual, jijiji. (El «jijiji» es literal)
Mientras, él se zampaba un trozo de jamón.
La pareja (ella muy embarazada y muy guapa y él muy ‘fofisano’) habló del famoso beso tras ganar el Mundial, y ella dijo que los aplausos de se escucharon eran los de Don felipe y Doña Letizia. ¡Uau! ¡Qué súperinteresante!
Y luego, lo más increíble fueron los términos en los que Casillas habló de su pareja:
Ella cubría la información del Madrid o de la elección y ahí nos conocimos. Luego empezamos a mandarnos mensajes y un día sin darte cuenta, la historia de amor se ejecuta.
Pero ¿de qué está hablando? ¿de una transacción económica? ¿de un proceso militar?
Y luego, cuando Bertín le preguntó al Casillas (ya con Sara fuera de escena) si ella volvería a trabajar en televisión, el portero se acobardó. No quiso dar detalles, no fuera a ser que ella se enfadara (que digo yo que se lo podrían haber preguntado a ella cinco minutos antes).
EL PELOTEO DE BERTÍN OSBORNE
Durante más de una hora, vimos a Bertín y a Iker sentados en el sofá, hablando (gran error de guión puesto que se hizo eterno). Para empezar, Osborne se mostró excesivamente complacido y pelota. Una cosa es el colegeo y otra el masaje descarado, el terror a quedar mal ante alguien a quien se admira.
Cómo no, Casillas habló de su infancia y sus comienzos en el fútbol:
Mi padre siempre había sido muy futbolero. Él era Guardia Civil y por eso nos mudamos de Madrid al País Vasco. Pero poco después volvimos a la capital.
Un día había un anuncio en un periódico deportivo en el Marca y buscaban chavales del 1981, rellenamos la solicitud con mi padre y esperamos a que nos llamaran. Hasta que nos llegó un sobre para hacerme la prueba y allí empecé.
El primer partido que hice fue horrible. Había una demanda de 300 chavales y de todos, el único que hizo carrera en el equipo fui yo. La realidad es esa, de 300, 299 sueños se quedan por el camino.
Siempre tuve claro que quería ser portero. Era consciente de que se me daba bien.
El portero también habló de sus momentos más difíciles de su carrera:
Antiguamente en el juvenil A, ya te estaban pagando 90 euros al mes. Mis guantes tenían parche sobre parche y sobre parche.
Yo todos los días me cogía el metro desde Móstoles a Madrid.
En el año 97 yo estaba en clase cuando de repente me llamaron y me dijeron que «se ha lesionado Cañizares y tienes que ir con ellos a Noruega». Lo pasé fatal, tuve muchos nervios.
LA MALA RELACIÓN CON MOURINHO
Lo más interesante de la entrevista, por su puesto, llegó cuando Iker habló de su mala relación con el ex entrenador del Real Madrid, Mourinho:
Mi relación al principio siempre fue buena con él. Pero en la segunda temporada el Barcelona empezó fuerte, en el Camp Nou pasaron una serie de cosas… y yo quería calmar la fricción entre los jugadores del Barça y del Madrid. Yo tengo un club del fútbol al que me debo y una selección.
Ganamos la liga de los récords pero habíamos tenido un año difícil, aunque mi relación seguía siendo buena, no muy, pero buena.
Nuestra relación empieza a empeorar cuando el equipo no va bien en la temporada 2012 y 2013.
Parece que le sentaba mal que yo hablara con los jugadores del Barça para suavizar el tema. Yo lo que le dije a Xavi que como sigamos así nos vamos a cargar el fútbol español’. Yo tenía que actuar como capitán del Real Madrid y de la Selección española.
Lo que se vendía es que yo me había bajado los pantalones, que no miraba por el club…
Luego Mourinho apostó por otro, algo en lo que yo no me meto, porque es un crack y después llegó mi lesión. Pero sus gestos en las ruedas de prensa…
El último año era una situación fea, yo también estaría equivocado en muchas cosas, él también, pero preferí dejar pasar el tiempo.
Lo pasé jodido.
Intentaba que no me afectase pero era constante. Sin hablar, había una guerra de Mourinhistas contra casillistas.
Mi situación en el Madrid ya estaba viciada, y luego llegó Ancelotti que apostó por otro, una buena decisión, pero yo ya no me sentía bien con mi situación personal. Yo quería entrenar, jugar al fútbol.
Yo tuve la despedida del Club que quería tener.