El miércoles 6 de julio de 2016 Flooxer, la plataforma digital de Atremedia, estrenó el primer capítulo de ‘Paquita Salas’, la serie dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi, los actores y creadores del fenómeno teatral ‘La llamada’.
La nueva serie es una de las propuestas más refrescantes de la temporada y merece verse en cualquiera de las cadenas del grupo.
El jueves 30 de junio de 2016 fui invitado a un evento organizado por Atremedia en el que críticos, actores y creadores, tomábamos «birras’ y veíamos series o web series de Flooxer, la plataforma digital del grupo de comunicación.
Yo no tenía un buen día. Llegaba tarde y tenía ganas de irme pronto. Me insistieron para quedarme. «¿No has visto ‘Paquita Salas’?» Me dijeron. «No» Contesté. No soy muy amigo, de lo que pensaba que eran ‘subproductos’ de las redes sociales. Que inculto que soy a veces. El caso es que me quedé. Y bien que hice. Lo que me reí. Desde el primer momento.
No es que la serie sea el colmo de la originalidad. Su argumento lo hemos visto ya varias veces. Es un auto homenaje al mundo de la farándula. Una lectura o parodia para los que conocen los nombres o el engranaje de lo que se cuece detrás de los brillos del cine y la televisión.
Es como una especie de ‘¿Qué fue de Jorge Sanz?’ (Movistar +) pero mucho menos pretencioso, con más mala leche y con muchísimo más sentido del humor.
La protagonista, Paquita, está interpretada por un hombre (impresionante Brays Efe) y en ningún momento, en ninguno, esto supone algún tipo de parodia o de separación para con el espectador. Todo lo contrario. Su físico, su expresión corporal, es tan perfecto, que su composición es prácticamente prefecta.
Paquita es una representante de artistas, ejemplo de muchas que siguen pululando por el campo patrio de nuestro cine, que junto a su torpe ayudante (maravillosa Belén Cuesta) intenta recuperar la dignidad pasada.
Paquita es una hortera, mal educada, una mujer cañí, mal hablada, ‘hijaputa’, graciosa, directa, de buen corazón, y muy digna. Aquí está la grandeza de una serie con doble lectura. Uno puede reírse de sus guiños a la fauna ‘famosil’ pero si la desconoce puede quedarse con lo fundamental, con un personaje único y perfecto que nos regala, en el primer capítulo, un final digno como pocos.
Aunque lo parezca, ‘Paquita Salas’ va más allá de una serie de nicho y mucho más allá de lo que llaman web serie. No hace falta saber de la idiosincrasia de nuestra farándula para seguirla. Ni muchísimo menos. La puedes ver con un estadounidense, con un italiano y con un matemático ruso (no es un chiste) y todos se han muerto de la risa. Doy fe.
El otro día, por, cierto, hablando con guionistas y actores (algunos que han estudiado en Cristina Rota, Brays Efe entenderá el chiste) de esos de renombre, que también eran fans de la serie, me explicaban que la serie ha levantado algún que otro revuelo.
En medio de salmón marinado en salsa de café y delicias a la brasa del fantástico restaurante japonés-peruano La Sopa Boba del chef Fernando Limón en Alpedrete, mis ilustres amigos me cuentan que en el ‘mundillo’, ‘Paquita’ ha sentado un poquito mal.
Claro, son todos tan intensos y con tan poco sentido del humor. que no les gustan que se rían de ellos. Pues que se preparen. Aún queda un capítulo, me dicen, protagonizado por una actriz muy ‘fantasiosa’ que tuve que escapar de España y que va a levantar ampollas.. Hasta aquí puedo leer.
En resumidas cuentas, la serie es una maravilla, un refresco capaz de alegrarte el día, una pequeña gran joya que te cambia, con pasmosa facilidad, una carcajada por una lagrimilla.
Y para terminar, mi mensaje directo a Sonia Martínez, responsable de ficción de Atresmedia:Querida Sonia, no voy descansar hasta ver a ‘Paquita’ en la tele. Y no vale en la TDT. No. La quiero ver donde se merece estar de verdad.