Por fin buenas noticias en la ficción televisiva patria en este 2022. En pocas semanas se han estrenado dos series que son más que recomendables: Hablamos de ‘Cómo mandarlo todo a la mierda’ en HBO Max y ‘La noche más larga’ en Netflix.
‘Cómo mandarlo todo a la mierda’: joya delicada
Creada por Jaime Olías y Pablo Sanhermelando, esta serie de 6 capítulos muy cortos se puede ver de una sentada (como me pasó a mí).
De apariencia muy simple, la trama, que sigue a un grupo de adolescentes escapándose de viaje de fin de curso sin decírselo a sus padres, es un prodigio de tono y realismo.
Con un reparto prácticamente novel y desconocido (en el que destaco a la protagonista, Naira Lleó), la serie utiliza ese viaje iniciático como excusa para contarnos el eterno cambio de la niñez a la edad adulta, con unos personajes que, primero, se muestran egoístas y banales hasta que, el compromiso, la empatía e incluso el amor les obliga a madurar, a perdonar y a darlo todo por uno de los suyos.
Puedo llegar a entender las críticas de que es una serie lenta, que parece que no pasa nada. Lo parece pero no. Sí, pasan muchas cosas pero lo mejor es más el cómo que el qué.
‘Cómo mandarlo todo a la mierda’ es un viaje contemplativo, precioso. Un trabajo de dirección impecable. Hay tanta verdad que emociona, te revuelve. Te crees tanto esos personajes que estás tenso por lo que les pueda ocurrir.
Esa Alba, la protagonista, es un personaje tan bien escrito y tan bien interpretado que vas de la mano en su vía crucis, en su despertar amoroso y vital y, sobre todo, en su lucha titánica por ser libre.
‘La noche más larga’: ‘24’ a la española (lo que está muy bien)
Metemos en el horno ‘24’, ‘Vis a vis’, ‘La casa de papel’ y espolvoreamos con ‘El silencio de los corderos’ y ya tenemos nuevo éxito español de Netflix.
Esta serie creada por Víctor Sierra, Xosé Morais es tan efectista como adictiva. Desde esa primera escena que da muy mal rollo hasta el final de la temporada (con esa foto ‘reveladora’).
Todo en una noche buena, en un centro psiquiátrico, con un asesino en serie como epicentro y multitud de subtramas que enriquecen y dan ritmo a una temporada que decepciona por no terminar del todo pero que te deja con un grito helado y ansioso por saber qué va a pasar.
La serie es truquera, exagerada y, en ocasiones tópica pero funciona a la perfección. Una gozada divertidísima para pasar el rato donde no sólo hay tensión, hay mil incógnitas que crean una auténtica mitología. Un misterio por resolver muy bien construido perfecto para ver ahora en verano y pasárselo pipa. Enhorabuena a todos sus responsables.
