Berruguete sale del Museo de Escultura

Por José María Arévalo

( Exposición “Alonso Berruguete: first sculptor of Renaissance Spain”) 

El Museo Nacional de Escultura de Valladolid ha enviado 23 obras de Alonso Berruguete (1448-1561) para la exposición “Alonso Berruguete: first sculptor of Renaissance Spain”, la mayor muestra monográfica organizada fuera de España sobre este artista. Puede verse en la National Gallery of Art de Washington hasta el 17 de febrero de 2020. Destaca, como estamos acostumbrados a ver en nuestro Colegio de San Gregorio, una selección de esculturas procedentes del retablo mayor de San Benito el Real de Valladolid, la obra más importante de nuestro gran escultor maniesrista.

No he ido al Museo Nacional de Escultura estos días temiendo el vacío de las salas de Berruguete y la soledad que me produciría, pero ya tengo la misma sensación en mi parroquia, Santiago Apostol, en el centro, donde ha desaparecido el magnífico retablo de la Adoración de los Reyes del propio Alonso Berruguete, supongo también trasladado a esta primera antológica de Berruguete fuera de España, aunque el párroco solo ha comentado que está en restauración; y la prensa sobre el acontecimiento excepcional de Washington – es infrecuente que el Estado español permita la salida del país de un número tan notablemente alto de obras de un solo museo, de esta calidad única y tan representativa del patrimonio español- no menciona el retablo de la iglesia de Santiago.

( Alonso Berruguete. Adoracion de los Magos) 

No podremos ver de nuevo en nuestra ciudad estas numerosas tallas hasta el próximo verano, ya que esta exposición, cuando acabe el 17 de febrero en la National Gallery of Art de Washington, viajará al Meadows Museum de Dallas donde permanecerá hasta el 26 de julio. Ahora, para compensar el vacío dejado por el artista palentino, el Museo Nacional de Escultura prepara una muestra monográfica sobre Alonso Berruguete con piezas procedentes de diferentes museos españoles. Se agradece mucho el detalle para aliviar la sensación de orfandad que nos deja el viaje de nuestro Berruguete a 6.000 kilómetros, tras unas seis horas de vuelo.

El embajador de España en Estados Unidos, Santiago Cabanas ha dicho: «Sé que el esfuerzo del Museo Nacional de Escultura al cedernos estas piezas ha sido grande. Sé que sufrirán sin ellas durante este tiempo, pero esta exposición ayudará a promover en los Estados Unidos la contribución de Berruguete a la escultura», lo que les «permitirá disfrutar del maestro más grande que haya existido en la escultura de la edad de oro española».

( Nacimiento de Jesús, de Alonso Berruguete. Museo Nacional de Escultura) 

Esto de la “edad de oro” recuerda al “siglo de oro”, expresión más habitual, pero no es lo mismo. Alonso Berruguete se adelanta al Barroco del XVII, es uno de los principales exponentes del Manierismo, junto al también escultor Juan de Juni, y en pintura El Greco. Ya hemos comentado muchas veces la importancia que Arnold Hauser concede al Manierismo, que equipara a la que siglos después tendría el Impresionismo, en su “Historia Social la Literatura y el Arte”. Por ejemplo, en nuestro artículo “Valladolid es manierista”, de 31.08.07, decíamos, quejándonos de lo poco que lo valoramos en nuestra ciudad, que “Afirma Hauser que el Manierismo es un movimiento tan importante para la evolución del arte como el Impresionismo, cada uno en su época, y que los momentos más importantes de Cervantes y Shakespeare – a estos autores sí los valoramos – fueron manieristas. El imperio de lo subjetivo que defendieron los impresionistas frente a la objetividad de las formas clásicas, y que sigue siendo la clave de los mil y un movimientos artísticos contemporáneos, tuvo un precedente muy significativo en el movimiento manierista del que son figuras destacadas nuestros Alonso Berruguete y Juan de Juni. Efectivamente la crítica, valorando su distanciamiento de los cánones del Renacimiento y su aportación al Barroco, ha puesto de manifiesto no hace mucho la decisiva influencia del Manierismo.

Arnold Hauser, para quien son manieristas no solo Tintoretto, el Greco y Bruegel, sino el Miguel Angel tardío, y elementos predominantes de Cervantes y Shakespeare, lo presenta como movimiento comparable al Impresionismo, tanto por su extensión internacional, que no alcanzó el Renacimiento, como por su significado de oposición a la corriente naturalista que cíclicamente ha dominado el mundo de la creación artística. Así, para explicar el tardo reconocimiento del Manierismo, señala que solo nuestro tiempo, cuya problemática situación frente a sus antepasados es similar a la del Manierismo respecto del Renacimiento, podía comprenderlo, y valorar el afán estilístico manierista dirigido a romper la sencilla regularidad y armonía del arte clásico.
Motivos de espiritualidad – el alargamiento de las figuras en Berruguete y el Greco, la contorsión en Juni -, o un intelectualismo extremado que lleva a lo bizarro y abstruso – Bruegel-, impulsa a nuestros autores a buscar rasgos más sugestivos y subjetivos. Coincide ello con la transición desde la tradición artesana, el dominio del mercado del arte por los talleres-escuela, a la que podríamos llamar “pintura de autor”, por complejas razones socioeconómicas de entrada de la burguesía en la adquisición de obras de arte, antes exclusiva de la nobleza y la Iglesia.

( San Sebastián. 1526, Talla de Alonso Berruguete) 

En cuanto supone, además, una nueva teoría del arte, es el Manierismo la primera orientación estilística moderna. Por primera vez se habla de libertad de la creación artística y de inexistencia de reglas. De donde se obtiene una mezcla de elementos realistas y fantásticos, que llevan, por ejemplo, a El Greco en sus últimas creaciones, a desmaterializar la realidad, disolviendo las figuras en la luz, sombras pálidas en un espacio irreal y abstracto.

La crisis entre equilibrio, deformación y tensión, en definitiva la relación ente la tradición y la innovación, es resuelta por los manieristas por medio de la inteligencia: la tradición no es más que una defensa contra la novedad demasiado impetuosa, sentida como un principio de vida pero a la vez de destrucción.”

En esa misma línea –escribíamos en otro artículo del mismo año-, se refería Jesús Urrea a la “abstracción idealista del manierismo”, con motivo de la exposición de un apostolado completo de El Greco en el Museo Nacional de Escultura, de la que fue su comisario. Este apostolado fue asignado al museo vallisoletano por el Ministerio de Cultura, pero permanece en el Museo de Bellas Artes de Oviedo, ya que procede de una deuda tributaria cobrada por el Estado en aquellas tierras.

Pero volvamos a la exposición de Washington. “La exposición – explicaba El Mundo de Valladolid- invita a descubrir al otro lado del Atlántico a un artista pionero que cambió el curso de la escultura y pintura española cuando en 1506 decidió viajar a Italia para empaparse de la luminosidad renacentista y de la cultura clásica al entrar en contacto con los grandes artistas del Renacimiento.

Y es que como ya advirtió el historiador Isidoro Basarte, Alonso Berruguete «no es hijo de Pedro Berruguete -que también- sino que es hijo de la luz». Una luz que ‘incendia’ su escultura, que proyecta a sus piezas dando rienda suelta a su creatividad, a sus sentimientos y a una nueva manera de ver el arte. Ahora, la exposición de Washington convierte al maestro castellano en el mejor embajador de la riqueza del patrimonio artístico español. Es la única exposición realizada hasta la fecha del escultor palentino fuera de España y el Museo de Escultura es el principal prestamista. Veintitrés piezas se exhiben por primera vez fuera de su contexto habitual. Obras que evidencian que Berruguete fue un artista «sorprendente, atípico en el modelo clásico del artista del Renacimiento, pues expresa un mundo de pasión emocional, fiebre expresiva y terribilità que combinan la fuerza de lo antiguo y la frescura de lo moderno», apuntan desde el Museo Nacional de Escultura.

( Entierro de Cristo. 1530-1540. Alonso Berruguete. Iglesia parroquial de Fuentes de Nava, Palencia)

Esculturas de líneas sinuosas o abruptas contorsiones, pinturas, dibujos… Porque Alonso Berruguete fue un artista total. «Estamos seguros de la sorpresa, de la admiración y la pasión que va a despertar su descubrimiento», dice María Bolaños, directora del Museo Nacional de Escultura.

Y es que Alonso Berruguete es uno de los artistas referentes del Museo Nacional de Escultura. Hasta la Galería Nacional han viajado en dos aviones hace varias semanas emblemáticas obras como el Ecce Homo, El sacrifico de Isaac, La Virgen Dolorosa o San Juan Bautista así como una serie de dibujos que permiten descubrir la faceta menos conocida de un artista de repertorio infinito.
Han sido cuatro años de intenso trabajo. Desde el otoño de 2015 ambos museos han trabajado a fondo. C.D. Dickerson, comisario de la muestra, ha visitado en varias ocasiones las salas y almacenes del museo vallisoletano para seleccionar las obras más acordes con la filosofía de la exposición.”

Por su parte la web hoyesarte.com, que dedica un largo artículo a la noticia, añade que “Berruguete revolucionó el panorama artístico español de su época con un estilo escultórico dramático, reflejo de su aprendizaje italiano. Conocido principalmente por sus expresivas esculturas, también exploró la pintura y el dibujo como medios de expresión. La exposición, además, pone de relieve la red de artistas que se encontraba trabajando en Castilla en ese período de fértiles intercambios culturales.

El museo vallisoletano profundiza de esta forma en su trayectoria de apoyo a proyectos internacionales, que tuvo un hito en la primera gran exposición sobre escultura del barroco español con Lo sagrado hecho real, que se presentó en la National Gallery de Londres y en Valladolid en 2010. Posteriormente, el Museo ha llevado a cabo proyectos expositivos con distintos museos europeos: Museo Nacional de Arte Antiga, Galería National de Liubliana, Bode Museum o la Gemälde Galerie.”

Como hemos dicho, la exposición presenta un abanico de obras representativas de toda su carrera artística: pinturas, esculturas y dibujos, procedentes de varios museos y colecciones internacionales. No he visto nunca en nuestro Museo Nacional de Escultura -por ejemplo- esos dibujos de Berruguete, así que no hubiera estado de más que, a su término, vinieran también aquí, para una exposición temporal, las obras cedidas por otros museos y colecciones. Así lo sugerimos a los responsables de la gran muestra, en justa correspondencia.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído