Hallazgo: Aceite y molinos de hace 2.500 años

Por José María Arévalo

(Restos del incendio y piedras para moler en la cabaña del Cerro de San Vicente)

El pasado mes de mayo, concretamente el dúa 12 escribíamos en estás páginas “La Edad de Hierro en Valladolid”, con detalle sobre piezas cerámicas halladas en el yacimiento de Soto de Medinilla. Pues bien, otro halazgo tan importante o más se ha producido este verano en el Parque Arqueológico de San Vicente, de Salamaca: hasta ahora se desconocía el uso del aceite de oliva antes de la época romana, pero el análisis de biomarcadores ha mostrado que en Salamanca ya se elaboraba hace 2.500 años. Por eso titulaba La Gaceta Regional el pasado 23 de agosto “El óleo que ilumina la prehistoria”.

Tengo la impresión de que este yacimiento salmantino es más importante que el vallisoletano, ya que participan en la investigación expertos de diez universidades, y están organizadas visitas guiadas para conocerlo: “durante el verano el Parque Arqueológico de San Vicente –explicaba La Gaceta- se  puede visitar los viernes y sábados a las 21:00 y 22:30 horas con  reserva previa. El próximo fin de  semana será la última visita prevista, tendrá a la arqueóloga Cristina Alario como guía y las invitaciones se pueden reservar a partir de hoy en salamancaymas.es.  A partir de septiembre aún no se  han anunciado visitas”.

Sorpresas en la última excavación

Durante la excavación realizada  en la cabaña principal del poblado del Cerro de San Vicente se han  hallado piedras utilizadas para moler cereales, pero también ocre rojo posteriormente utilizado para decorar la vajilla.  Expertos de más de una decena  de universidades y centros de  investigación están colaborando en analizar los hallazgos encontrados durante la excavación de finales del pasado mes  de junio.

La crónica cuenta: Antes de abandonar la  casa del “patriarca” para  asentarse en el teso de  las Catedrales, se dejaron sobre  uno de los poyos interiores de la  cabaña “dos tacitas posiblemente  usadas como candiles para iluminarse” mediante grasa animal o  aceite de oliva. La escena se desarrolla aproximadamente hace 2.500 años en una aldea amurallada de unas doscientas personas a  orillas del Tormes. Es la Salamanca de la primera Edad de Hierro. Así, lo describe el equipo de investigación dirigido por Antonio  Blanco (Universidad de Salamanca) y los arqueólogos Cristina Alario y Carlos Macarro (Ayuntamiento de Salamanca), cuya última excavación en el Cerro de San Vicente no deja de deparar sorpresas. Tras los últimos hallazgos de piezas de origen egipcio y de culturas del Mediterráneo oriental llegadas a través del comercio fenicio -como el amuleto de la diosa Hathor-, hoy podemos saber  que en la primera Edad de Hierro  ya se elaboraba aceite de oliva en  aquella vieja Helmántica. Los estudios de biomarcadores realizados por Laura Tomé y Carolina Mallol, de la Universidad de La  Laguna (Tenerife), colaboradoras  en esta investigación, confirman  que en algunas de las viviendas  próximas a la del “cabeza” de familia del poblado que dio origen a  Salamanca “se elaboró aceite, tal  vez usando pequeñas almazaras o prensas portátiles”. “Hasta ahora  desconocíamos el uso de aceite de  oliva antes de la época romana”,  destacan los responsables de estos  trabajos, apoyados por la Concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento y la Universidad.  “La excavación ha revelado  una imagen insospechada de  aquellas gentes de mediados del  primer milenio antes de Cristo. Se  han encontrado pruebas de los  precedentes más antiguos de muchas costumbres y saberes del  mundo rural español”, explica el grupo de investigación, ilusionado con sus hallazgos.

 (Piedras de moler o molinos)

Molinos encontrados

En el interior de la vivienda objeto de estudio, la más grande y posiblemente  escenario de habituales comidas comunitarias, ha aparecido “una  inusual abundancia” de molinos  para moler cereales. Esa es preci[1]samente una de las pistas que lle[1]van a pensar que en esta cabaña  de adobe, cuyos restos hoy pueden  visitar salmantinos y turistas, se elaboraba un volumen mayor de alimentos que en otras de las construcciones cercanas.  La casa I del Parque Arqueológico de Salamanca, como la han  denominado los arqueólogos -la  que aparece en la fotografía de esta página-, es en la que, por su carácter excepcional, se centró la excavación realizada el pasado junio. Y algo debe de tener de extraordinario porque en menos de  dos meses desde el trabajo de campo, los arqueólogos  hallan “una inusual  abundancia de  molinos” en la casa del  “patriarca” de la aldea  de la Edad de Hierro. Sus paramentos  y las sucesivas capas de “ladrillos” de adobe muestran que fue  utilizada durante varios siglos.  “Sus suelos de barro se rehicieron  periódicamente, porque hemos reconocido sucesivas lechadas de arcilla”, explican los arqueólogos.  Sus dimensiones y estructura confirman que no fue una vivienda cualquiera. Tiene dos poyos – bancos corridos internos- frente  al resto, que solo cuentan con uno.  La forma trapezoidal de su hogar  central “recuerda a una piel de toro extendida de connotaciones tartésicas, tal y como se hacía en ambientes fenicios y en el suroeste  peninsular”, explican los expertos. Y a las piezas de origen egipcio recién encontradas, se suma  también “el abandono ritualizado en el siglo IV a.C. mediante un intenso fuego intencionado y mantenido de la vivienda”, el primero  del que se tiene constancia en la  historia de Salamanca, como ya  informó este periódico. Hasta ahora se desconocía el uso del aceite de oliva antes de la época romana, pero el  análisis de biomarcadores muestra que en Salamanca ya se elaboraba hace 2.500 años

En otro apartado titula La Gaceta: “El torno ya se usaba siglos antes  de lo que cuentan los libros”. Los trozos de vajilla e instrumentos para elaborarla hallados en San  Vicente apuntan a un alfarero especializado en la Edad de Hierro.

Vajilla fina

Aunque la mayoría de la  vajilla que se utilizaba  en casa del “patriarca”  estaba hecha a mano, sin torno, el  grupo de investigación que analiza los hallazgos durante la campaña de excavación realizada en junio en el Cerro de San Vicente asegura que “también se ha reconocido el uso local del torno, siglos antes de lo admitido por la literatura especializada”.

En la excavación, “destaca la  abundancia de vajilla alfarera fina de mesa”, en cuyo estudio se ha  centrado el profesor Juan Jesús  Padilla, del departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca. Mucha estaba elaborada  a mano y se decoró con pintura de diferentes colores -rojo, blanco,  amarillo y azul- introducida mediante incisiones en la superficie.  Su decoración alude también al  comercio y las influencias que los  primeros pobladores recibieron  de las culturas del mediterráneo.  Los trozos de vajilla e instrumentos para elaborarla hallados en San  Vicente apuntan a un alfarero especializado en la Edad de Hierro.  “La abundancia de instrumentos para elaborar esa vajilla fina  local pintada vincula la casa I – como se ha denominado la vivienda del “patriarca” del poblado-  con una artesanado especializado”, aseguran los arqueólogos e  historiadores. “Por ejemplo, hemos encontrado un molino para  moler ocre rojo y un cuenco con el  polvo rojo ya triturado, un trozo  de cerámica reusado por una persona alfarera como paleta de colores rojo y amarillo”, explican.

(Trozo de cerámica hallado)

Pero, quizás, uno de los hallazgos  más llamativos es que en aquella  época se emplease ya el torno para  la elaboración de algunos de ellos. Aún así, los estudios de los materiales encontrados durante la excavación no han terminado y no es descartable que aporten próximamente nuevos datos que ayuden a conocer un poco más de  aquella comunidad, aquella familia, con la que nació la ciudad de Salamanca.

Se reconocen en los  fragmentos palmetas —a modo de  hoja de palmera—, flores de loto o estrellas, apuntan los responsables de este estudio de la cabaña  principal del Parque Arqueológico. Confirman también estos hallazgos, al igual que el amuleto y  las cuentas de collares de fayenza  de origen egipcio que se han encontrado, “los contactos a larga  distancia de esta comunidad aldeana de la Edad del Hierro”.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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