Un hombre «fallece» en Granada de dos tiros por la espalda cuando iba a recoger a su hijo a un Punto de Encuentro Familiar.

Otro hombre asesinado, por la espalda, de dos tiros, uno en la cabeza. Casualmente ocurrió cuando iba a recoger a su hijo, de corta edad, a un Punto de Encuentro Familiar en Zaidín, un barrio de Granada.

Llama la atención el titular de la noticia: «Un hombre «fallece» tras recibir dos balazos por la espalda». Continúa la «objetividad» de los redactores de la noticia, cuando con absoluta falta de respeto a la víctima afirman: «El «individuo», de 43 años y sin antecedentes policiales ni penales, iba a recoger a su hijo pequeño a un punto de encuentro de parejas separadas».

Para remate de conjeturas sesgadas y ajenas a los hechos, los presuntos «reporteros» concluyen sin rubor: «la Policía Nacional busca al presunto autor del disparo; se da por hecho que también es un varón». ¿Son posibles mayores dosis de demagogia, falta de rigor y soez manipulación informativa que las exhibidas por estos audaces «periodistas» (C.R-G.O), anónimos redactores de la noticia? ¿Qué tratamiento informativo le habrían dado al suceso si la asesinada hubiera sido la madre? ¿La habrían tildado de «individua»? ¿Hubieran dado por sentado que el criminal era, sin duda, una mujer? Si la víctima hubiera sido la madre ¿Le hubieran otorgado al padre la presunción de inocencia, o le hubieran lapidado por defecto, por aquello de la «discriminación positiva»?

La escandalera mediática que se hubiera montado en radio, prensa y televisión si la asesinada al ir a recoger a su hijo hubiera sido la mujer, habría abierto todos los telediarios y ocupado las portadas de todos los periódicos de tirada nacional. Incluso Soraya Sénz de Santamaría, o la ínclita Sandra Moneo -portavoz Popular de la cosa en el Congreso-, hubiera pedido detalladas explicaciones a la testicular Pajín, y exigido las correspondientes responsabilidades con la mayor firmeza y, por supuesto, hubiera tronado pidiendo más mano dura contra los pérfidos varones, maltratadores y violentos en potencia todos ellos por el hecho de serlo.

Sin embargo, al ser la víctima un hombre y tal vez para evitar que la opinión pública pudiera caer en la cuenta de que quizás podría existir alguna relación entre el asesinado y su ex mujer -contrariando con los hechos, siempre tercos, las feroces campañas mediáticas de «tarjetas rojas» contra la violencia «de género» -exclusiva de los varones por el hecho de serlo-, la noticia automáticamente ha quedado relegada a una pequeña reseña en un periódico de provincias. Como siempre.

Otra espesa capa de silencio para ocultar el crimen de un varón en circunstancias extrañas; pero presuntamente relacionadas con su ex pareja femenina. Otro caso en el que -aunque se demostrara alguna implicación de la ex mujer en su asesinato-, jamás se contabilizará, por definición, como «violencia de género». Goebbels cabalga de nuevo.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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