El striptease de los santos inocentes
Ya advierte el refrán que no se debe desnudar a un santo para vestir a otro. Y mucho menos si éste no está desnudo, y al que se despoja de sus ropas es el más humilde, el más indefenso y el más tonto de los dos. Si además el encargado del guardarropa -el párroco del refrán- no actúa guiado por beatíficos intereses litúrgicos y