Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Cogitación de mi señoría

No sabe mi señoría qué derroteros va a tomar en la elección del tema para este post de hoy. De hecho, si existiese la empatía necesaria, es decir, si uno supiese qué piensan vuesarcedes, qué noticia de las que se hayan difundido últimamente les han interesado más, etc., entonces este sabio autor sabría -valga la redundancia- a qué podíamos dedicar esta parleta: Y podría focalizar mi escrito en hablar de lo que fuese, según tuviese o no conocimientos acerca de esa cuestión. Si estaba enterado del meollo de la cosa les contaría todo lo que supiese de ella; y si no, posiblemente les preguntaría a vuesarcedes qué me gustaría saber del asunto, y como resulta que normalmente las tonterías que escribe mi señoría las leen muchos, si cada uno aportara sus conocimientos sobre el tema, como seguramente ellos -los conocimientos- serán diversos, o sea, que cada quien conocerá distintos aspectos de lo que sea, entonces entre lo que mi señoría no diga porque no tenga ni zorra idea del tema y lo que proclamen vuesarcedes que conocerán distintas facetas de él, acabaremos sabiendo tantas cosas de lo que sea que, ¡madre de Dios!, cuántos conocimientos… No es menos cierto que puede acontecer también que si vuesarcedes, como acostumbran, no dicen ni pío acerca de lo que se hable y mi señoría, dada su amnesia senil no hubiere en mi memoria eventuales batallitas que contarles, entonces qué. Pues que aun no estaría todo perdido, porque a este tipo de escritos les acontece igual que a las composiciones musicales en las que pueden ponderarse dos facetas: la música y la letra. Y aquí, en estas chirigotas o cuchufletas que escribe uno en este blog, vuesarcedes han de considerar también dos cuestiones o aspectos: uno, lo que se dice; y otro, cómo se dice lo que se nos cuente. En otras palabras: en estas tonterías que uno escribe debe de haber fondo y forma. El fondo es o son -como hasta los más imbéciles de vuesarcedes se imaginan- los conocimientos que en cada post de éstos se les manifiestan al lector. Y la forma es el estilo literario que cada autor tiene, o sea, cómo dice lo que sea, aunque no sea nada lo que dice. A uno se le ocurren ejemplos de cómo en ciertos casos hay canciones que no tienen letra y perduran por su música, como acontece nada menos que con el himno nacional de España. Es verdad que ex post se inventaron algunas letras como la de don José María Pemán y las de otros autores, aunque ninguna de ellas se usan, es decir, se cantan. Y, sin embargo, todo el mundo -catalanes aparte- reconoce que nuestro himno tiene una música excelente. ¿O no?

 

10-05-2022.  

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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