El Kīlauea es uno de los volcanes más activos del mundo y ha tenido múltiples erupciones a lo largo de su historia.
Su erupción más reciente comenzó el 23 de diciembre de 2024 y ha continuado de manera intermitente hasta agosto de 2025, con al menos 31 episodios eruptivos registrados en este período, principalmente en el cráter Halemaʻumaʻu dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái.
Estos eventos han incluido fuentes de lava que alcanzan hasta 100 metros de altura, aunque las erupciones han estado contenidas dentro del cráter y no han amenazado áreas residenciales.
Kīlauea ha estado casi continuamente activo desde el siglo XIX.
Algunos hitos importantes incluyen la erupción prolongada de 1983 a 2018 en la zona del rift este, centrada en los respiraderos Puʻu ʻŌʻō y Kupaianaha, y una erupción significativa en 2018 que causó la destrucción de 716 viviendas y cambios drásticos en el cráter Halemaʻumaʻu.
Otras erupciones recientes ocurrieron en septiembre de 2021, junio de 2023, y en la zona del rift este (cráter Nāpau) del 15 al 20 de septiembre de 2024.
La actividad actual se caracteriza por flujos de lava y fuentes en el cráter Halemaʻumaʻu, con pausas de horas a días entre episodios.
Inclined lava fountaining continues as of 5:30 p.m. on August 22 during episode 31 of Kīlauea’s summit eruption. Lava fountains from the north vent are extending about 300 meters (1000 feet) laterally, going eastward towards the center of Halemaʻumaʻu crater. Parts of… pic.twitter.com/0BEmRFbJNN
— USGS Volcanoes🌋 (@USGSVolcanoes) August 23, 2025
NOCHE DE TERROR
La noche del pasado 25 de mayo, el cráter Halemaʻumaʻu del volcán Kilauea volvió a convertirse en un escenario tan apoteósico como aterrador.
En cuestión de minutos, el cielo sobre la isla grande de Hawái se encendió con gigantescas fuentes de lava, algunas superando los 1.000 pies (más de 300 metros), en uno de los episodios eruptivos más potentes registrados en décadas.
El fenómeno, captado por cámaras del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), dejó imágenes que parecen sacadas de otro planeta: chorros incandescentes surcando la noche y ríos de magma cubriendo el suelo del cráter.
Los expertos del Observatorio Vulcanológico de Hawái no tardaron en activar la alerta naranja para la aviación y mantener la vigilancia sobre el Kilauea.
A pesar del espectáculo, toda la actividad se ha mantenido dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, lejos de zonas habitadas.
Eso sí, el aire se ha llenado de gases como dióxido de azufre, con emisiones estimadas entre 50.000 y 75.000 toneladas diarias durante las fases más intensas.
Los visitantes y residentes han sido advertidos sobre el riesgo para personas con problemas respiratorios, aunque los vientos favorables han evitado mayores complicaciones.
Una erupción que no vino sola
El episodio eruptivo comenzó tras varios días en los que el Kilauea dio señales sutiles: ligeras inflaciones del suelo y pequeños temblores presagiaban lo que estaba por venir. La erupción se desató a las 16:15 hora local, con una rápida transición de una actividad moderada a un estallido espectacular.
La fuente principal brotó del conducto norte del cráter, alcanzando alturas que superaban la capacidad de las propias cámaras instaladas para monitorear el fenómeno. Poco después, otros conductos menores se sumaron al festival ígneo, aunque con menos intensidad.
Este episodio forma parte de una secuencia casi ininterrumpida desde diciembre de 2024: el Kilauea alterna fases explosivas cortas (de menos de un día) con pausas eruptivas que pueden durar varios días. Entre cada episodio, el volcán «respira», inflándose y desinflándose como si fuese un pulmón geológico gigante.
El despertar volcánico global: ¿un año extraordinario?
A día de hoy, 24 de agosto de 2025, la Tierra parece estar inmersa en un ciclo especialmente activo.
Según el Observatorio Global de Volcanes y registros internacionales, más de 50 volcanes están en erupción simultánea alrededor del mundo, una cifra superior al promedio histórico reciente. Este repunte ha puesto en alerta tanto a científicos como a poblaciones cercanas a colosos como el Etna (Italia), Fagradalsfjall (Islandia), Sakurajima (Japón) o Semeru (Indonesia).
No es solo cuestión estadística: recientes erupciones han obligado a evacuar localidades completas (como sucedió en Grindavik, Islandia), cerrar aeropuertos (caso del Etna en junio) o emitir alertas naranjas y rojas por peligrosidad aérea y caída de cenizas.
Entre los volcanes activos más vigilados actualmente destacan:
- Kilauea (Hawái): activo casi sin interrupción desde 1983.
- Sakurajima (Japón): pequeñas erupciones semanales.
- Villarrica (Chile): alerta amarilla por alta actividad.
- Popocatépetl (México): frecuentes emisiones afectan incluso a Ciudad de México.
- Campi Flegrei (Italia): inquietantes microseísmos sugieren una posible reactivación.
Y si hablamos de gigantes dormidos cuyo despertar sería catastrófico, hay que mencionar nombres como Yellowstone (EE.UU.), Toba (Indonesia) o Mauna Loa (Hawái).
Curiosidades científicas entre magma y cenizas
La ciencia detrás del Kilauea y sus semejantes está llena de datos sorprendentes:
- El Kilauea es uno de los volcanes más estudiados del planeta por su accesibilidad y comportamiento relativamente predecible.
- Durante las fases eruptivas recientes, las fuentes principales han llegado a expulsar hasta 11 millones de metros cúbicos de lava en cuestión de horas.
- La temperatura del magma supera fácilmente los 1.100 °C al salir a la superficie. Es tan caliente que incluso produce combustión espontánea del hidrógeno presente en algunos gases volcánicos, generando llamas amarillas visibles al ojo humano.
- El dióxido de azufre liberado puede combinarse con la humedad atmosférica y formar lo que se conoce como “vog” (smog volcánico), una niebla irritante típica en Hawái.
- Los cambios bruscos en la inclinación del suelo (“tilt”) son indicadores clave para anticipar nuevas erupciones: cuando el suelo comienza a inflarse rápidamente es señal casi inequívoca del ascenso inminente del magma.
- Un fenómeno fascinante es la creación constante y destrucción rápida del suelo del cráter: cada episodio borra paisajes anteriores y crea nuevos ríos y lagos efímeros de lava.
No todo ocurre sobre tierra firme. El Axial Seamount, un volcán submarino situado frente a la costa noroeste estadounidense, muestra señales claras —según advertencias recientes—de estar a punto de entrar en erupción este mismo año. Estas erupciones submarinas suelen pasar desapercibidas pero pueden desencadenar tsunamis o liberar enormes cantidades de gases.
Rarezas volcánicas
- En Hawái existe una tradición local que pide no llevarse piedras ni arena volcánica fuera de las islas: se dice que trae mala suerte porque pertenece a Pele, la diosa hawaiana del fuego.
- El récord mundial registrado para una fuente individual de lava sigue ostentándolo el Kilauea desde episodios históricos previos… aunque este año estuvo cerca —y quién sabe si no lo ha superado brevemente fuera del alcance visual—.
- Los científicos calculan que cada año se forman entre dos y tres nuevos volcanes submarinos en los fondos oceánicos… pero muy pocos llegan jamás a asomar sobre el nivel del mar.
- En Japón, algunos habitantes conviven tan cerca del Sakurajima que han incorporado refugios antierupciones en las escuelas e incluso llevan cascos especiales cuando salen al recreo.
- Y para cerrar: según estudios recientes, observar una erupción volcánica desde distancia segura no solo es fascinante sino también terapéutico… siempre que no olvides tu mascarilla anti-vog.
Nada como un buen rugido volcánico para recordarnos lo viva —y sorprendente—que está nuestra Tierra.
