NUEVOS HALLAZGOS EN LA EVOLUCIÓN HUMANA

Los denisovanos: el eslabón perdido que explica por qué somos los únicos humanos en la Tierra

Descubrimientos recientes sobre los denisovanos revelan pistas cruciales sobre la historia evolutiva que nos llevó a ser la única especie humana actual

Un denisovano
Un denisovano. PD

Una mandíbula gigante descubierta en el canal de Penghu, cerca de Taiwán, junto al célebre “cráneo de Harbin” —conocido como “Hombre Dragón”— está reescribiendo lo que sabemos sobre nuestra especie.

Mientras la mayor parte de la Humanidad se cuestiona por qué somos los únicos representantes del género Homo, la ciencia se centra en esos huesos y fragmentos fósiles que, aunque limitados, nos acercan a resolver ese enigma. Los denisovanos, identificados en 2010 a partir de un modesto hueso de dedo encontrado en la cueva siberiana de Denisova, emergen como figuras silenciosas en una narrativa evolutiva repleta de sorpresas.

Lo realmente intrigante de los denisovanos no radica únicamente en su desaparición misteriosa, sino también en cómo coexistieron y se entremezclaron con otros humanos antiguos, como los neandertales y nuestros propios ancestros.

Gracias a datos genéticos extraídos de dientes, mandíbulas y del cráneo del “Hombre Dragón”, los investigadores han logrado reconstruir un mosaico evolutivo donde los denisovanos destacan por su robustez física y sus adaptaciones extremas a climas fríos y altitudes elevadas.

Un retrato incompleto, pero revelador

Hasta hace poco tiempo, los denisovanos eran casi invisibles en el registro fósil: apenas se conocían una docena de fragmentos óseos identificados por su ADN. Entre ellos, sobresale una mandíbula con enormes molares y el cráneo del “Hombre Dragón”, que ahora nos permite vislumbrar su rostro y concebir su posible aspecto físico.

Poseían sienes anchas, mandíbulas prominentes y dientes grandes.

Su cerebro era comparable al de neandertales y Homo sapiens, aunque con una estructura facial singular: cejas muy marcadas y pómulos delicados.

Su cuerpo, probablemente más robusto, estaba adaptado para sobrevivir a inviernos severos y altitudes elevadas como las del Tíbet, donde se han encontrado fósiles datados en más de 32.000 años.

La variedad de entornos que habitaban —que abarcaba desde Siberia hasta el sudeste asiático y el altiplano tibetano— pone de manifiesto una capacidad asombrosa para adaptarse. Esto también explica por qué algunas poblaciones actuales, como los tibetanos y los inuit, aún presentan rastros del ADN denisovano que les otorgan ventajas genéticas singulares.

¿Por qué desaparecieron los denisovanos?

La extinción de los denisovanos sigue siendo un rompecabezas. Los especialistas apuntan a la competencia con Homo sapiens y a cambios climáticos extremos como posibles factores determinantes. Las variaciones en la órbita terrestre y las glaciaciones fragmentaron sus hábitats, dificultando la interacción entre las distintas especies humanas.

Sin embargo, durante milenios, los denisovanos coexistieron con neandertales y primeros Homo sapiens e incluso se cruzaron con ellos en diversas ocasiones. Estas hibridaciones han dejado huellas genéticas que hoy podemos rastrear en diferentes poblaciones humanas. Por ejemplo:

  • El gen EPAS1, relacionado con la tolerancia a la hipoxia presente en los tibetanos, proviene directamente de los denisovanos y les permite sobrevivir en condiciones de bajo oxígeno a gran altitud.
  • Los inuit de Groenlandia poseen variantes genéticas denisovanas vinculadas al metabolismo graso que les ayudan a soportar temperaturas extremas.

El legado denisovano en los humanos modernos

A pesar de su desaparición, el ADN denisovano sigue presente entre nosotros. Investigaciones genéticas indican que poblaciones de Oceanía y Asia oriental pueden heredar hasta un 5% de su genoma proveniente de estos antiguos humanos. Este legado se traduce en adaptaciones fisiológicas fundamentales para sobrevivir en ambientes extremos.

Adicionalmente, se han identificado al menos tres linajes distintos de denisovanos que se cruzaron con Homo sapiens en diferentes momentos y lugares. Esta complejidad genética refuerza la noción de que nuestra historia evolutiva es mucho más rica e intrincada de lo que alguna vez imaginamos.

Curiosidades científicas que sorprenden

  • La mandíbula encontrada en Penghu fue descubierta por pescadores; estuvo sumergida durante milenios gracias a las bajas temperaturas y al lento movimiento del agua.
  • El cráneo conocido como “Hombre Dragón” es el fósil más completo hallado hasta ahora perteneciente a un denisovano. Ha sido crucial para identificar sus rasgos faciales.
  • Aunque compartían hábitats con neandertales e incluso algunas preferencias alimenticias, las adaptaciones genéticas eran marcadamente diferentes. Mientras que los neandertales preferían bosques templados, los denisovanos se especializaban en regiones frías y montañosas.
  • El gen EPAS1 heredado por los tibetanos les permite escalar el Everest sin apenas dificultad respiratoria. Si alguna vez te has preguntado por qué los sherpas parecen tener “superpoderes” al escalar montañas, ya tienes parte de la respuesta.
  • Algunos estudios sugieren que podrían haber sido los “autores” originales de las primeras joyas y herramientas sofisticadas encontradas en Asia Central; sin embargo, la escasez de fósiles dificulta confirmarlo con certeza.

La evolución humana es ante todo una historia marcada por encuentros, mezclas y desapariciones. Los denisovanos nos enseñan que aunque hoy seamos los únicos humanos existentes, somos fruto de una larga cadena llena tanto de adaptaciones como casualidades. Y como suele ocurrir en el ámbito científico, cada nuevo hallazgo puede alterar por completo el relato sobre nuestra propia historia.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído