El tratamiento no requiere anestesia ni ingreso hospitalario

Para no irse «por la patilla», la clave está en estimular un nervio en el tobillo

La novedosa técnica consigue frenar la incontinencia anal

Un 50% de las personas ingresadas en centros geriátricos sufren esta afección

La Unidad de Coloproctología del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva ha concluido con éxito una investigación que demuestra la validez de la estimulación eléctrica de un nervio del tobillo para el tratamiento de la incontinencia anal.

Se trata, según ha informado el centro hospitalario, de una terapia innovadora y mínimamente invasiva que abre una nueva vía en el tratamiento de esta dolencia que impide de forma grave llevar una calidad de vida adecuada, llegando a ser en muchos casos invalidante.

La incontinencia anal es la pérdida de la capacidad de controlar voluntariamente la evacuación del contenido intestinal y puede alcanzar hasta un 5% de la población adulta, llegando a cifras del 50% en establecimientos geriátricos.

ELLAS SON LAS MÁS AFECTADAS

Afecta mayoritariamente a las mujeres, con una tasa ocho veces superior a los hombres, ya que se produce como consecuencia de defectos en el esfínter fundamentalmente tras un parto o un traumatismo.

CON UN SIMPLE PINCHAZO

La nueva terapia, denominada neuromodulación periférica del nervio tibial posterior, consiste en pinchar un pequeña aguja en el tobillo similar a la empleada en acupuntura, para estimular eléctricamente un nervio que discurre por la tibia.

Esta corriente permite mejorar la transmisión nerviosa y liberar una serie de sustancias que facilitan el control del esfínter y, por tanto, la continencia anal.

INTERVENCIÓN SENCILLA

Una treintena de pacientes han sido tratados hasta el momento en el hospital Juan Ramón Jiménez con este nuevo método, que no precisa anestesia ni ingreso hospitalario.

Este nuevo tratamiento supera a las terapias existentes hasta ahora y que el propio equipo había ido introducido en el hospital de forma pionera.

Este trabajo de investigación se viene desarrollando en los dos últimos años por el equipo de coloproctólogos del hospital gracias a una beca del Fondo de Investigación Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo, canalizada a través de la Fundación Andaluza Beturia para la Investigación el Salud (FABIS).

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