Al cabo de dos semanas nos dimos cuenta de que no descansábamos bien y que teníamos que poner fin a aquella situación
Leticia y sus amigas decidieron alquilar un piso en Madrid durante sus años en la universidad. Al principio no le dieron mucha importancia al hecho de haberse instalado en un primero, justo encima de un bar-discoteca que abría todos los días de la semana hasta las tres de la madrugada.
La joven madrileña lo recuerda con desagrado:
«Cuando alquilamos el piso no éramos conscientes del horror que podía suponer tener una discoteca debajo de casa»
Poco a poco, la situación fue insostenible. Algunos vecinos se dirigieron a ellas para preguntarles qué tal se encontraban en aquel inmueble y para hablarles sobre el ruido del bar. Sólo habían pasado dos semanas cuando decidieron actuar para terminar con aquella situación:
«Los primeros días fuimos aguantando… Al cabo de dos semanas nos dimos cuenta de que no descansábamos bien y que teníamos que poner fin a aquella situación. Notábamos cómo temblaban los sofás cuando estábamos tumbadas.»
«Llamamos a la policía para que midiera los decibelios desde nuestra casa. No recuerdo cuántos marcaba exactamente el medidor, pero sí que la policía no se podía creer lo que veía y escuchaba.»
CASO OMISO
Leticia recuerda que la Policía se dirigió al bar y llamó la atención a los dueños por el ruido de la música. Al día siguiente, uno de ellos se personó en casa de ella y sus compañeras a pedirles disculpas y les pidió por favor que cuando tuvieran la música muy alta llamaran por teléfono o bajaran en persona a decírselo.
Sin embargo, pese a que avisaron en varias ocasiones para que disminuyeran el volumen de la música, los dueños hicieron caso omiso:
«Decidimos llamar a la policía otra vez y formular una segunda denuncia. En esta ocasión fueron más duros con los dueños del bar y amenazaron con cerrarlo si recibían una tercera denuncia. No les quedó otro remedio que insonorizarlo».
El bar cerró durante dos meses para proceder a las obras de insonorización. Desde entonces, todo fue mucho mejor y Leticia y sus amigas pudieron descansar tranquilas:
«Lo agradecimos mucho. Por fin pudimos dormir y descansar. Tener un bar o una discoteca a la puerta de casa es algo que no le deseo a nadie».
EFECTOS SOBRE LA SALUD
Aunque a simple vista no lo parezca, la contaminación acústica tiene efectos negativos sobre la salud humana. Produce malestar, estrés, trastornos del sueño, pérdida de atención y de concentración e incluso conductas agresivas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un una Guía para el ruido urbano, «la deficiencia auditiva es el riesgo ocupacional irreversible más frecuente y se calcula que 120 millones de personas tienen problemas auditivos».
El Ministerio de Medio Ambiente ha elaborado estos conceptos sobre contaminación acústica. Si le interesa profundizar en la legislación sobre el ruido, en la página web Ruidos.org, hay una recopilación de ordenanzas, reglamentos y leyes orgánicas de toda España.