El robot se posó en el cráter Gale, un lugar donde hubo agua hace 3.000 millones de años
«Bienvenidos a Marte», ha sido el saludo del director del centro responsable de la misión del Curiosity, Charles Elachi.
El robot de la NASA ha protagonizado esta mañana una hazaña sin precedentes en la historia de la exploración planetaria: a las 7.32 (hora peninsular) de este 6 de agosto de 2012 ha tocado el suelo del planeta rojo superando la arriesgadísima maniobra de descenso.
Pocos minutos después han llegado las primeras imágenes al centro de control en el Jet Propulsion Laboratory (California).
En blanco y negro y de escasa calidad, han sabido a gloria a las decenas de ingenieros y científicos de la misión, que han explotado en aplausos, vítores, lágrimas, abrazos y euforia generalizada.
El vehículo despegó a bordo de un cohete no tripulado Atlas 5 el pasado 26 de noviembre de 2011 y, a lo largo de estos nueve meses, ha recorrido alrededor de 60 millones de kilómetros.
Durante los próximos dos años, la nueva misión de la NASA consistirá en una expedición geológica hacia un lugar enigmático llamado Crater Gale, situado justo al sur del ecuador marciano, en el Monte de Sharp.
Los científicos creen que el cráter se formó hace alrededor de entre 3.500 y 3.800 millones de años cuando Marte, la Tierra y el resto de los planetas del sistema solar fueron bombardeados de manera frecuente por meteoritos.
El rasgo más asombroso de Gale no es su fosa que mide 154 kilómetros de ancho en el suelo, sino las más de 5 kilómetros de escombros acumulados en el piso del cráter, que van en aumento.
Los científicos creen que la montaña, situada en el centro de la cuenca, está formada por restos de capas de sedimentos que alguna vez llenaron el cráter.
Con el tiempo, los sedimentos fueron arrastrados, dejando lo que hoy se conoce como Monte Sharp, que los científicos esperan revele la historia geológica de Marte.
Además de los datos recopilados, la misión recogerá datos que ayudarán a preparar una futura misión tripulada al planeta rojo.
LA PARTICIPACIÓN ESPAÑOLA
Los directivos de la misión Curiosity de la NASA han elogiado la cooperación internacional en la misión y concretamente la participación española, que se ha reflejado sobre todo en la aportación de la pequeña estación meteorológica de que va dotado el robot.
«Hemos trabajado muy bien con los españoles, es gente muy capaz», ha asegurado el encargado de los instrumentos de la compleja nave en la primera conferencia de prensa tras el aterrizaje en Marte, celebrada en el Jet Propulsion Laboratory.
«Espero que puedan seguir desarrollando instrumentos para sus propios proyectos».
Esta aportación es un proyecto del CSIC-INTA.
«Ha sido un momento muy especial», ha comentado a este periódico por correo electrónico desde Pasadena (California) Javier Gómez Elvira, responsable de la estación meteorológica, poco después del aterrizaje.
Además, en las comunicaciones con la nave está participando la Estación de Robledo de Chavela (Madrid), de la Red de Espacio Profundo de la NASA, operada por INTA, aunque las primeras señales se han recibido a través de la estación de Canberra (Australia), por la situación relativa en ese momento de la Tierra y Marte.