Cataluña crea soñadores extraordinarios, calenturientos, capaces de reír al lado del Rey en los momentos más trágicos, como Ada Colau en el primer homenaje a los entonces quince, hoy 16, asesinados por una banda de jóvenes yihadistas en su ciudad, Barcelona, y en Cambrils.
Algo así hacía Dalí, el genio catalán por antonomasia, ante el cadáver de algún amigo. Y es que en Cataluña hay quienes llegan a dominar instituciones para hacer genialidades como proclamar la independencia.
Para lograrla Jordi Pujol patrocinó como otra genialidad en los 1990 la Fundación “Nous Catalans” para integrar a los inmigrantes, especialmente musulmanes, en la catalanidad activa y posible independentismo frente a su verdadero país de acogida, España.
Esperaban generaciones de musulmanes que hablaran solo catalán y de Cataluña sin incidir en la necesidad de adaptar sus creencias a los valores occidentales; lo lograron con esas mujeres veladas, familiares de los terroristas, que dicen no haber conocido sus intenciones, ya, ya…
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