Ayer no fue el mejor día de la Oposición en un Pleno Extraordinario del Congreso convocado para pedirle aclaraciones a Mariano Rajoy sobre el caso Gürtel.
Haciéndose el ingenuo a la vez que disparaba bombas de fragmentación dialéctica el presidente del Gobierno demolió a sus adversarios: los verdaderos ingenuos resultaron los convocantes, mientras él se limitó a usar su retranca, que es la sagacidad disfrazada de inocencia.
Hace dos semanas que se producían los atentados de Barcelona y Cambrils en los que los yihadistas asesinaron a 16 personas e hirieron a un centenar, lo que hacía poco oportuna una sesión tan excepcional sobre casos de corrupción de hace más de una década, aunque sus beneficiarios estén juzgándose todavía hoy.
Podemos pidió convocar esta sesión para repetir la comparecencia de Rajoy como testigo en la Audiencia Nacional sobre ese caso Gürtel, tan publicitado…
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