Desde agosto hasta el 12 de octubre de 1492

El primer viaje a América se financió con dinero extremeño

El primer viaje a América se financió con dinero extremeño
Descubrimiento de América

Con este anhelante título presento un artículo de investigación que considero de suma importancia. Me refiero a la inversión del primer viaje de Cristóbal Colón con las tres carabelas desde agosto hasta el 12 de octubre de 1492.

Hemos de partir negando la leyenda que se nos ha venido transmitiendo de generación en generación del empeño de las joyas de la reina Isabel para financiar el memorable acontecimiento. De hecho, ningún cronista de la época cita tal hecho, ni Hernán Pérez del Pulgar, ni Andrés Fernández, ni Fernández de Oviedo, entre otros.

Estas joyas las tenía empeñadas la reina en Valencia y Barcelona como fianza a una importante hipoteca. Tampoco aceptamos la otrora leyenda que sitúa en la corona de Aragón a Santángel como actor directo en la ayuda económica del viaje colombino. Santángel era valenciano y de familia judía, no era aragonés y solamente actuó como tesorero en una operación financiera (fue cobrador de impuestos en Valencia y escribano de Fernando «el Católico» y contador de la Santa Hermandad, tal y como afirma mi buen amigo Tarsicio de Azcona en el magnífico trabajo que ha publicado sobre la reina Isabel «la Católica». Por tanto, no admitimos una actuación que no le corresponde.

Curiosamente, en las tres carabelas que zarparon rumbo a las Indias, iban algunos extremeños, en concreto, nueve. De ellos, siete murieron en el puerto de la Natividad y solo Pedro (natural de Talavera la Vieja) y Juan Patiño (de Villanueva de la Serena), regresaron a España con Cristóbal Colón. Según constatamos por un libro de cuentas de García Martínez y Pedro de Montemayor, que trata de las composiciones de bulas del obispado de Palencia (año 1484) y se encuentra en el Archivo de Simancas (Contaduría General, núm. 118), donde encontramos otros datos de interés como el que ahora ofrecemos literalmente: «dio e pago mas el dicho alonso de las cabeças por otro libramiento del dicho arçobispo que granada fecho V de mayo de XCII años (1492) a luis de santangel escribano de ración del Rey nuestro señor e por el a alonso de angulo por virtud de un poder que del dicho escribano de ración mostro, en el qual estava inserto el dicho libramiento, dozientos mill maravedises en quenta de cuatrocientos mill que en el e vasco de quiroga le libro el dicho arçobispo por el dicho livramiento de dos quentos (dos millones) seiscientos cuarenta mill que ovo de aver en esta manera: un quento quinientos mill para pagar a don Isaac Abravanel por otro tanto que presto a sus Altezas para los gastos de la guerra, e el un quento ciento quarenta mill restantes para pagar al dicho escribano de ración en quenta de otro tanto que presto para la paga de las tres carabelas que sus Altezas mandaron yr de armada a las yndias, e para el pago de christoval colon que va en la dicha armada, e mostro carta de pago del dicho alonso de angulo».

Hay varias partidas de pago que encabeza Alfonso de las Cabezas, que era tesorero de la cruzada del obispado de Badajoz en el año 1490 y del obispado de Plasencia en el año 1492. Por tanto, cuando se inicia el viaje de Colón hacia las Indias, Alfonso de las Cabezas se encontraba en Plasencia, y así lo certifica el gran historiador franciscano Arturo Alvarez al que considero uno de los más profundos investigadores del franciscanismo, no olvidemos la excelente relación que tuvo Cristóbal Colón con el monasterio de La Rábida.

Por tanto, la mayoría de los fondos reunidos para financiar el viaje colombino salieron de Extremadura. Pero, aquí no termina nuestra historia, Alfonso de las Cabezas tenía en Trujillo un gran amigo desplazándose en 1492 a su muerte de noventa años, Luis de Chaves «El Viejo» que se había casado con María de Sotomayor, hija del maestre de Alcántara don Gutierre de Sotomayor -de donde le venía la amistad- afecto que continuó con su hijo Alonso de Sotomayor, el heredero que también contribuiría en la financiación del acontecimiento colombino. El propio fray Arturo Alvarez considera que Alfonso de las Cabezas pudo conseguir tanto dinero de las limosnas que tenía reunidas como fruto de las bulas de cruzada que la Santa Sede concedía para ayudar a las guerras granadinas; en las que el propio santuario de Guadalupe aportó cuantiosa ayuda, joyas y ornamentos sagrados (no olvidemos, que Colón en su travesía en algunos momentos de apuro imploraba ayuda a la Virgen de Guadalupe).

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