El Vaticano reinterpretó en tono leyenda negra el pasado colonial español

Bergoglio, el Papa argentino que etiquetaba de ‘pecado’ la conquista y cristianización de América

Un Sumo Pontífice con una profunda, casi feroz, aversión hacia España y su Historia.

Bergoglio, el Papa argentino que etiquetaba de 'pecado' la conquista y cristianización de América

Desde su elección en 2013, Francisco, primer papa jesuita, latinoamericano y no europeo en más de un milenio, ha dado muestras de un liderazgo marcado por gestos simbólicos y mensajes directos.

Su enfoque hacia los pobres y marginados, así como su apuesta por el diálogo interreligioso, han definido su pontificado.

Eso y una profunda, casi feroz, aversión hacia España y su Historia.

Ua de sus posturas más contundentes —y polémicas— ha sido su valoración crítica del proceso de conquista, colonización e imposición religiosa que vivió América tras 1492.

En diversas ocasiones, Francisco ha lamentado públicamente las heridas abiertas por la colonización europea en el continente americano. Sus palabras han ido más allá de los habituales llamamientos a la reconciliación: el papa ha calificado como “pecado” tanto la conquista violenta como los procesos forzados de hispanización y cristianización que sufrieron los pueblos originarios.

Un discurso sin precedentes en el Vaticano

El reconocimiento explícito del “pecado” cometido durante la colonización supone un cambio profundo respecto a posiciones papales anteriores. Tradicionalmente, la Santa Sede defendió el papel civilizador y evangelizador de España en América, justificando incluso las donaciones papales que legitimaron la expansión imperial y misionera. Sin embargo, Francisco ha insistido en que hubo “conflicto y represión” durante este proceso —una afirmación que desafía tanto relatos nacionalistas como visiones apologéticas del pasado español.

Esta postura ha generado debate en ámbitos eclesiales, académicos y políticos:

  • Algunos sectores católicos ven las palabras del papa como una necesaria autocrítica y un paso hacia la justicia histórica.
  • Otros las perciben como una revisión excesiva que desdibuja los aspectos positivos de la presencia española —como la introducción del cristianismo, las universidades o el mestizaje cultural.

Lo cierto es que Francisco ha sido claro al definir como “pecado” no solo los excesos individuales, sino todo un sistema de dominio político, económico y religioso impuesto desde Europa. Ha hablado abiertamente de “colonización ideológica” e incluso de “genocidio cultural”, términos antes impensables en la diplomacia vaticana.

Contexto histórico: evangelización entre conquista y violencia

La colonización española de América coincidió con el final de la Reconquista peninsular y estuvo marcada por una fuerte impronta religiosa. Desde Hernán Cortés hasta los cronistas oficiales, muchos justificaron la guerra contra imperios indígenas apelando al ideal cristiano: “para les amonestar y atraer para que viniesen en conocimiento de nuestra santa fe católica”.

Sin embargo, voces críticas como Bartolomé de las Casas ya denunciaron los abusos cometidos contra los indígenas bajo pretexto evangelizador. Aunque defendían la salvación espiritual, también reconocían —con matices— el derecho del papa a conceder tierras para facilitar la predicación cristiana.

Las consecuencias humanas fueron devastadoras:

  • Drástica disminución demográfica indígena por enfermedades, guerras y trabajos forzados.
  • Destrucción o transformación radical de culturas milenarias.
  • Imposición del castellano y la fe católica como elementos centrales del nuevo orden social.

Hoy sabemos que cerca de un tercio de algunas poblaciones nativas desaparecieron tras el contacto inicial. Y aunque hubo intercambios culturales positivos, el coste humano y espiritual fue inmenso.

La memoria histórica hoy: entre reparación y polarización

El mensaje del papa llega en un contexto global donde movimientos indígenas reclaman reconocimiento y reparación por siglos de marginación. Las palabras de Francisco han sido recibidas con esperanza por activistas latinoamericanos, pero también han suscitado reacciones defensivas desde sectores conservadores tanto en España como en América Latina.

Algunos puntos clave del debate actual:

  • El Vaticano reconoce errores históricos sin cuestionar la fe cristiana ni su expansión global.
  • Se abre paso una visión menos triunfalista: se enfatizan las víctimas y se promueve una reconciliación basada en la verdad.
  • El discurso papal refuerza iniciativas actuales para preservar lenguas indígenas, recuperar memorias locales y dialogar sobre reparaciones simbólicas.

Una Iglesia ante el reto del siglo XXI

El pronunciamiento de Francisco revela una Iglesia Católica dispuesta a revisar críticamente su pasado. Este movimiento no solo afecta a América: resuena también en debates sobre colonialismo en África o Asia.

En palabras recientes del pontífice:

“No podemos mirar hacia otro lado ante lo que fue opresión, violencia e injusticia. Pedir perdón no borra el pasado, pero sí puede abrir caminos nuevos para sanar heridas”.

Su liderazgo ofrece así una visión ética del poder religioso: reconocer errores históricos no debilita a la Iglesia; le permite dialogar con nuevas generaciones y con quienes han sufrido sus excesos.

Mientras algunos temen que esta autocrítica erosione el legado hispanoamericano, otros celebran que por fin se escuche a los descendientes de los pueblos originarios. El debate continúa abierto —y es probable que siga marcando tanto el pontificado actual como futuras interpretaciones sobre uno de los episodios más controvertidos del encuentro entre Europa y América.

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