Ya se saben las candidaturas a los «Goya». Vamos, el valor artístico de las películas, dierctores/as, actores/trices, etc., lo ignoro. Pero lo primero que me viene a la cabeza: ¿a nadie le extraña que las películas del presidente y vicepresidenta de la academia acaparen casi todo?
Otra cosa: si algún cineasta español propusiera una película sobre las atrocidades del bando republicano, o panegírica de la Iglesia católica, ¿tendría algún apoyo de la academia o alguna «nominación»? Luego les extraña la caída del número de espectadores del cine «español». Yo no voy al cine a que me adoctrinen. Para eso están los mítines y las sedes de los partidos…
La ideologización y manipulación del cine de aquí no tiene parangón en el mundo mundial. Bueno, quizá el norteamericano. Aunque al lado de nuestros cineastas, Tim Robbins, Susan Srandon y Michael Moore son «de derechas».
En rueda de prensa, De la Iglesia ha reconocido que lleva «fatal» esta extraña situación y que incluso se ha planteado retirar su película, algo a lo que sus productores se negaron.
Otra opción era dimitir, que también lo pensé. Este es un cargo no remunerado que genera disgustos y tensiones, no es un cargo fácil, que ocuparía por sí solo las 24 horas del día. Pero dimitir era reconocer que esto no es fácil, se iba a interpretar siempre algo mal, y entonces preferí que ocurra lo que tenga que ocurrir, porque no tengo otra opción. Si haces las cosas con humildad, respetando y escuchando a los demás, a largo plazo las cosas funcionan mejor.
Otra cosa que siempre me ha llamado la atención es cómo Bardem, Almodóvar y compañía, con lo antiamericanos que son (sí, ellos dicen que antiimperialistas pero subyace el atávico antiamericanismo cañí) «pierden el culo» por ganar un Oscar o por rodar en Hollywood. Vamos, si fuesen consecuentes su afán sería triunfar en los festivales de cine de Irán o de China, por ejemplo.
Sí, se me dirá que eso es demagogia, como el criticar que los «adalides» de los obreros de España tengan unos ingresos considerables. Siempre me acordaré del chiste del comunista y la moto.
Al fin y al cabo, el cine, además de un Arte, siempre ha sido un medio de propagada política, desde Einsestein y «el acorazado Potemkin» a los documentales de Leni Riefenstahl o las pelis de Oliver Stone.
Creo que era Goddard el que definia al cine como una MENTIRA A 24 FOTOGRAMAS POR SEGUNDO. Bueno, también he leído por ahí que Goddard dijo que era verdad, y le corrigió de Palma.
Lo que me fastidia es que las mentiras o manipulaciones se «venden» como realidades históricas, o se cae en lugares comunes promovidos por la ignorancia y el pensamiento único.
Vamos, que me esperen para ir a ver «también la lluvia», la del catalán sobre lo chunga que fue la posguerra, ni siquiera la del «primo Alex».
Ya he despotricao de contenidos del cine, agur, mangurrianes
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