La tercera temporada de ‘El crédito’ comienza como terminaron las anteriores, con lleno completos en el Teatro Maravillas, sin que estrenar a mediados de agosto afecte al efecto llamada. Su autor, Jordi Galceran, ha iniciado la cincuentena y lleva la mitad de su vida escribiendo piezas teatrales (‘El método Grönholm’ se ha representado en cincuenta países). Esta última suya es un simple diálogo, bien escrito y con un final atractivo. Su fuerza reside en la pericia del director y la interpretación de Carlos Hipólito y Luis Merlo, especialmente el primero.
Galceran se planteó la historia de uno que va a pedir un crédito (y al negársele intenta chantajear al director de la sucursal bancaria de la forma más ridícula), en el momento álgido de una crisis causada por la concesión de demasiados créditos y no de lo contrario. Resulta misterioso como pudo conectar con el público con un planteamiento tan a contramano, un señor que va al banco a pedir 3.000€ y no alguien que no puede devolver la hipoteca de 200.000€, y está por ello amenazado de desahucio, cosa que hace un par de años era el pan nuestro de cada día.
El diálogo dramático entre dos personajes es quizás la forma teatral más simple en apariencia. Pero mantener una pieza con el mero intercambio de frases entre dos personajes, si bien parece fácil, suele resultar en fiasco. La trama se eterniza, los cambios de conversación no resultan naturales, los movimientos en escena, un andamiaje artificial, y el autor suele tener un favorito de los dos personajes, que naturalmente es el más bueno, y gana. No recordamos en los últimos tiempos ninguna pieza de dos personajes que nos haya convencido.
En El crédito hay dos personajes, sólo dos personajes y nada más que dos personajes. Durante noventa minutos están en el mismo escenario: en un primer tramo, director de sucursal y cliente potencial plantean el argumento de forma algo prolija; el segundo tramo es una conversación telefónica del director; y el tercero y último es el desenlace entre los dos personajes unos días después. Se ha buscado la máxima simplicidad, pero la obra ganaría con algún añadido de personajes y ambientes.
La historia tiene gracia: el cliente amenaza al director con seducir a su mujer y provocar un divorcio que le dejará en la ruina; el director intenta prevenir a su mujer, y sólo consigue precipitar la crisis matrimonial; y el cliente intentará arreglar las cosas a cambio del crédito. Pero ninguno cuenta con un desenlace sorprendente que es el momento mejor de la pieza, como mandan los cánones de la buena comedia. Galceran escribe un buen texto al que sólo le sobran la mitad de las palabrotas y que con tal de gustar resulta un tanto denigrante para las féminas, objeto pasivo de trueque y envite.
Pero ‘El crédito’ es todo un desafío para el director. En manos menos expertas y cultivadas, hubiera resultado de lo más convencional, del tono y factura de las series televisivas. Poco más. Pero en las de Gerardo Vera se convierte en una pieza de calidad, con exquisita escenografía, deslumbrante iluminación y perfecta dirección de actores, que se mueven en el escenario, que se expresan y actúan de forma certera.
Carlos Hipólito merece un sobresaliente por un papel que puede resultar agotador en el que despliega todas esas dotes actorales que ha dio atesorando tras cuatro décadas en los escenarios. Su mejor cualidad es la sobriedad, reflejar los distintos estados de ánimo del personaje como son en la vida real y no sobreactuar nunca. Luis Merlo (tercera generación de una destacada saga de actores) le secunda adecuadamente y merece un notable pues va asentándose de forma creciente a lo largo de la pieza para terminar genial. No sabemos si es un guiño al gay power que el seductor parezca amanerado, pero resaltan pícaramente los modales equívocos del superligón de pega. Sea premeditado o no, el contraste añade sutil picante.
Es una producción que ha echado el resto en contratar a un prestigioso director y a dos actores en el candelero. Aunque no haya cambio alguno en la escena, se ha aderezado con dos o tres cortas proyecciones videográficas que colaboran a presentar teatro comercial a la altura de París o Londres, marcando un punto de excelencia que otras salas madrileñas deberían empezar a mostrar. Pues resulta que este tipo de teatro sin pretensiones intelectuales pero con capacidad de entretener, existe y goza de un apoyo del público que ya quisieran los templetes de la modernidad subvencionada. La calidad general del circuito de empresarios privados de la capital debería subir a ejemplo del montaje que hoy comentamos.
En la tarde del sábado último, el lleno era absoluto y el público interrumpió la representación cuatro veces con sus aplausos, algo que no recordamos haber visto nunca. Los espectadores se rieron mucho y al final se mostraron entusiastas y felices.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 7
Dirección, 8
Interpretación, 8
Puesta en escena, 8
Producción, 8
Teatro Maravillas
El CREDITO
Autor Jordi GALCERAN
Dirección, Gerardo VERA
Producción: Nicolás Belmonte, Carlos J. Larrañaga
Ayudante de Dirección: Eduardo del Olmo
Escenografía: Alejandro Andújar
Diseño iluminación: Juan Gómez Cornejo
Diseño Gráfico: Diego Martín y Javier Franco
Maquillaje y Peluquería: Noelia Camino
Trasgo Producciones
Reparto
Carlos Hipólito
Luis Merlo
Horario Funciones:
MIÉRCOLES, JUEVES y VIERNES, 20:30 h.
SÁBADOS, 19:00 y 21:00 h.
DOMINGOS, 19:00 h.
Precio Espectáculo:
Miércoles (Día del Espectador), 16,80 €
Jueves, Viernes, Sábados y Domingos, 20,80 €