Universo Marvel

¡”Doctor Extraño”…preséntese en recepción!

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El "mostachudo" mago nace a la par que el renacido interés occidental por las corrientes espirituales y religiosas del exótico Oriente

A aquellos que hemos pasado gran parte de nuestra infancia/ juventud/madurez/vejez leyendo tebeos hay determinados personajes que nos han robado nuestro baqueteado corazón comiquero por su singularidad. En un territorio artístico tan estructurado y tan dado a la «copia de la copia» como es el que corresponde a las viñetas superheroicas los «versos sueltos» logran aportar algo de sana heterodoxia a un lector ávido de novedades. El Doctor Extraño es uno de esos baluartes de la disidencia dentro del universo Marvel, paradigma de editorial de comics que ha creado todo un mundo alrededor de sus distintas colecciones. Esta rompedora creación del siempre inquieto Stan Lee surgió en la segunda oleada creativa de la editorial que de manera continuista recoge y trata de expandir los frutos exitosos de todos los personajes nacidos a lo largo de los inicios de los años 60: Spiderman, 4 Fantásticos, Thor, La Patrulla X… El aporte profesional de Lee es conocido por todo aficionado de pro pero no debemos dejar de citar a su «padre» gráfico, Steve Ditko. La línea clara de su dibujo y lo fluido de su trazo consiguieron dar consistencia a ese misterioso personaje y a su devenir por unas localizaciones que transitan entre lo terreno y lo interdimensional.

El «mostachudo» mago nace a la par que el renacido interés occidental por las corrientes espirituales y religiosas del exótico Oriente. Strange rehace su truncada vida refugiándose en el misticismo oriental. Eso sí, la visión pulp y desvirtuada de unas prácticas esotéricas mucho más profundas y complejas de lo que se muestran en muchos productos artísticos que «el hombre blanco» ha elaborado bajo su inspiración.

Como todo inicio de una previsible franquicia cinematográfica es necesario comenzar poniendo en antecedentes al espectador.»Doctor Extraño» (2016) inicia su periplo industrial con la obvia biografía del protagonista. La vida del Dr. Stephen Strange (encarnado por el siempre «british» Benedict Cumberbatch) cambia para siempre tras un accidente automovilístico que le deja muy malheridas sus manos. Cuando la medicina tradicional falla, se ve obligado a buscar esperanza y una cura en un lugar impensable: una comunidad aislada en Nepal llamada Kamar-Taj. Rápidamente descubre que éste no es sólo un centro de recuperación, sino también la primera línea de una batalla en contra de fuerzas oscuras y ocultas empeñadas en destruir nuestra realidad. En poco tiempo, Strange, armado con sus poderes mágicos recientemente adquiridos, se ve obligado a elegir entre volver a su antigua vida de riqueza y prestigio o dejarlo todo, para defender el mundo como el mago más poderoso del planeta.

El tono de esta nueva apuesta marveliana se supedita a su condición de alternativa (una alternativa simplemente teórica) a la película de superhéroes tradicional. Desde que surgió esta (no tan nueva ya) moda de filmes inspirados en los relatos gráficos se ha instaurado, tal y como ha pasado en el mismo medio «madre», una serie de arquetipos generalistas. Estas normas no escritas han sido esquivadas puntualmente gracias a títulos paródicos como «Deadpool» (2016) o el viraje cómico que supuso «Guardianes de la galaxia» (2014) en su momento. En «Doctor Extraño» (2016) se incide en uno de los aspectos más apreciados por la Marvel a lo largo de su larga existencia: la aventura en otro plano de la realidad que transciende la terrenalidad de unos seres extraordinarios enfrentados a acontecimientos aun más extraordinarios que ellos mismos. Y todo ello con un subtexto metafísico más avanzado y complejo de lo que podrían esperar los desconocedores del Noveno Arte. (Fran Campos/TW)

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