Cuando una mujer se pone a mirar por la ventana acostumbra a ver no sólo lo que tiene delante, sino también todo lo que ha dejado detrás. Kate es la mujer que se asoma a la ventana al principio de esta historia. Fuera está nevando. Y falta muy poco para Navidad.
Hay momentos en los que a veces un sonido, un verso o una simple anotación en un libro, pueden reavivar en la memoria episodios del pasado como si no hubiera transcurrido el tiempo.
Así es como vive Kate Moore su paso por el Madrid de 1935, el de la Residencia de Estudiantes y la intelectualidad republicana, el de los largos paseos por calles estrechas y mercados atestados, el de los salones del Palace, el de las revueltas sindicales y la Brigada Criminal. El de los callejones sin salida que pueden conducir al amor o a la muerte.
«Al principio nadie calcula la distancia entre el amor y sus riesgos. Su estrategia era mirar y quedarse callada. El silencio cuando él le hacía una pregunta directa. El silencio mientras el reloj marcaba inexorable los últimos minutos. El silencio en el asiento trasero de un coche oficial con la ventanilla llena de lluvia frente a la estación del Mediodía cuando el mundo entero se le cayó encima. Pero él sabía cómo deshacer los nudos de su silencio.»
Con atinadas dosis de reflexión poética y de observación sobre la inestable realidad del momento, Susana Fortes construye en El amor no es un verso libre (Suma) una novela en la que combina con gran maestría la trama histórica de suspense, el género negro, y una apasionante historia de amor. Su especial capacidad para crear atmósferas, traslada al lector al mundo intelectual de la Residencia de Estudiantes, bohemio, narcisista, divertido y brillante, pero con un lado oscuro.
Con la misma precisión indaga en los trapos sucios de aquel Madrid de 1935, bullicioso, sacudido por el gran escándalo del estraperlo, en el que ya empieza a apuntar el fantasma de la guerra.
«Los españoles gastamos toda nuestra energía en pelearnos entre nosotros. Los anarquistas a pedrada limpia, como hicieron esta mañana los piquetes de huelga en las obras del hospital Clínico, pero los intelectuales lo hacemos de un modo más refinado, lanzándonos dardos envenenados a través de nuestros escritos en las revistas literarias.»
En un país abocado al desastre -pero que aún lo ignora y sigue mostrando sus luces y fiestas más glamurosas o sus eventos más eruditos- la relación que se establece entre Kate, la estudiante norteamericana ávida de conocimientos y experiencias, y el profesor Díaz-Ugarte, se muestra como un pulso entre la realidad y los sueños y al mismo tiempo como una burbuja poética que puede estallar en cualquier momento.
El romance está inspirado en el idilio real entre el poeta de la generación del 27, Pedro Salinas, y la americana Catherine Whitmoore, cuya relación alentó algunos de los más bellos poemas de amor de la literatura española contemporánea. Se trata de un enamoramiento tan encarnizado como prohibido que discurre paralelo a la sombra del crimen.
La muerte de un estudiante les conducirá a modo de detectives accidentales, a un entramado de intrigas, escándalos y secretos de estado que podrían costarle la vida. Experiencias y pasiones llevadas al límite que se plantean a nivel literario, como el perfecto caldo de cultivo para extraer lo mejor y lo peor del ser humano.
«En la vida siempre hay un momento en que se rompe un jarrón y todo queda hecho añicos. Por lo general, la gente se pasa el resto del tiempo tratando de recomponer los pedazos. Después las cosas simplemente suceden.»
El lector quedará seducido por el peculiar estilo narrativo de una autora que cuida al máximo el detalle y la ambientación, que ahonda en la psicología de los personajes, en sus sentimientos y perfila las descripciones como si de un agudo cirujano literario se tratase.
«Conforme se adentraba en el barrio, le iba llegando un tufo acre, una mezcla a orines y a neumáticos quemados y a aceite de freír buñuelos y al humo azul de las boñigas de caballo usadas como combustible. Un olor inconfundible que, mucho tiempo después de abandonar el país, continuaría brotando de su mente por sorpresa en el momento menos pensado, como un latigazo. El olor de España.»
De esta manera, todo encaja en ese Madrid rugiente y fabuloso que acaba alcanzando la categoría de protagonista en una novela perfectamente ambientada y documentada.
Con una trama de corrupción intrínseca a las altas esferas del poder que alcanza a empresarios, diputados, ministros, alcaldes, periodistas… y que nos lleva de los polvos de ayer a los lodos de hoy, rastreando los males endémicos de nuestro país. Si alguien quiere establecer paralelismos con la actualidad, adelante, que no se prive. Pero, como les decía, ésta no es una crónica negra, sino sobre todo una historia de amor. Nunca se sabe qué es más peligroso.
Los protagonistas adquieren una dimensión tan cercana y vital que su peripecia por defender sus sentimientos contra toda clase de obstáculos y convencionalismos es trasladable a cualquier época y por ello nos compromete por entero. Una vez más, Susana Fortes vuelve a demostrar su alta solvencia como novelista y como creadora de historias que emocionan e intrigan a un tiempo, que dejan huella.
Susana Fortes (Pontevedra, 1959) es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Santiago de Compostela y en Historia de América por la Universidad de Barcelona. Recientemente ha estado en Estados Unidos compaginando la docencia de lengua castellana en el estado de Luisiana con conferencias universitarias en la Universidad Interestatal de San Francisco.
En la actualidad reside en Valencia e imparte clases en un instituto. Hasta la fecha, sus novelas han sido traducidas al inglés, alemán, francés, holandés, italiano, noruego, portugués (Portugal y Brasil), chino (Simplificado y Tradicional), griego, turco, polaco, húngaro, hebreo, coreano y ruso. Colabora habitualmente en el diario El País , así como en revistas de cine y literatura.