En ese contexto quedaba (y sigue quedando) abierto no sólo el tema del papado, por lo que significa y lo que ha realizado en los últimos quince siglos de historia cristiana, sino la autonomía real de cada una de las iglesias católicas
(Xabier Pikaza).- Juan XXIII convocó el Concilio con fines pastorales, no dogmáticos, a diferencia de lo que solía suceder en los primeros tiempos de la Iglesia. Su finalidad no era corregir errores o condenar doctrinas falsas, sino exponer la fe común y animar la vida de los creyentes en las nuevas condiciones culturales y sociales de la modernidad.
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