La audacia para proponer y redactar una alternativa ya sea eclesiológica, moral o fundamental y, sobre todo, para defenderla en diálogo con la modernidad ilustrada
(Jesús Martínez Gordo).- Es cierto que Y. – M. Congar, B. Häring y K. Rahner fueron perseguidos, primero, por el ex Santo Oficio y algunos de ellos, posteriormente, por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Y también es cierto que los tres fueron rehabilitados, aunque de diferentes maneras.
Plenamente, en el caso de Y. – M. Congar. Bastante menos, en el de K. Rahner. Y ciertamente, no, en el caso de B. Häring.
Yves M. Congar tuvo su particular travesía del desierto antes del Concilio. La participación en el mismo como «perito» le permitió rehabilitarse y llegar a ser cardenal con Juan Pablo II.
K. Rahner también tuvo dificultades, pero no padeció (como es el caso de Y. – M. Congar) exilio alguno. El problema habido por el «imprimatur» de su estudio sobre el dogma de la Asunción de María fue resuelto discretamente, aunque las sospechas no se acallaron nunca. Su participación en el Vaticano II le rehabilitó, pero la involución posconciliar (que él constata con particular sorpresa y dolor) le lleva a adoptar posicionamientos cada vez más «proféticos» o «rebeldes».
Finalmente, B. Häring también es perseguido por el Santo Oficio, antes del Concilio. Lo singular de su biografía teológica es que lo seguirá siendo después por sus criticas consideraciones de la encíclica «Humanae vitae» sobre el control de natalidad (Pablo VI, 1968) y sobre la autoridad del magisterio eclesial en estas cuestiones. Toda una preocupante anticipación de los problemas que van a tener muchos moralistas (aunque no exclusivamente) a lo largo del pontificado de Juan Pablo II (empezando por la retirada de la «missio docendi»).
Si hubiera que apuntar qué es lo más reseñable en cada uno de estos recorridos y de las complicadas relaciones institucionales que han mantenido, habría que indicar que es posible una doble y complementaria reflexión: atendiendo a la singularidad que se transparenta en la trayectoria teológica de cada uno de ellos y prestando atención a lo que tienen en común.
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