Los cristianos, también en los medios de comunicación, debemos ser ciudadanos orgullosos de ser creyentes, con propuestas constructoras de sociedad y atractivas
(J. Bastante).- Hace pocos días tuve la oportunidad de participar en una enjundiosa comida, con tres de los más altos responsables del futuro de la televisión propiedad de la Conferencia Episcopal.
Como fue un encuentro privado, dejamos en privado los asistentes a esta mesa, y el lugar en el que se celebró. Pero sí puedo decir que se habló con libertad, y que las cuatro personas que allí nos encontrábamos pudimos ofrecer, a calzón quitado, nuestras propuestas de cambio para una televisión que, en mi opinión, es muy necesaria en la actualidad. Pero no como está configurada.
No es -ni será- mi papel encontrar las soluciones a 13tv, ni ponerlas en práctica, pero sí dar mi opinión cuando me la piden. Tampoco es mi función, al menos por el momento, destacar cuáles serán finalmente las decisiones que se tomarán -aunque ya se están tomando, y más que se conocerán en los próximos meses-. Pero no rompo ningún pacto secreto si expongo en público la misma opinión -salvando algunos nombres, que seguramente en breve descolgarán el teléfono- que di en privado. Al no tratarse de un encuentro prefijado, las ideas surgieron a medida que se establecía el diálogo, y no están sistematizadas. Pero lo estarán en breve:
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